La educación universitaria pública y gratuita en Argentina, reconocida como un referente en América Latina, enfrenta una situación crítica debido a los recortes presupuestarios que afectan a sus instituciones. Con 63 universidades públicas que atienden al 80% de los 2.5 millones de estudiantes en el país, la calidad de estas instituciones, que han inspirado movimientos educativos en la región, está en peligro.
La Universidad de Buenos Aires (UBA), una de las más grandes y prestigiosas del país, encabeza la lista de universidades latinoamericanas en los rankings globales, posicionándose entre las 100 mejores del mundo. Además, ha sido cuna de cinco premios Nobel. Sin embargo, el panorama actual para las universidades públicas argentinas es preocupante. A pesar de ser históricamente símbolos de movilidad social y progreso, los ajustes económicos actuales están afectando tanto su funcionamiento cotidiano como la calidad de la investigación científica.
Docentes, investigadores y estudiantes han salido a las calles en defensa de la educación pública, denunciando la falta de fondos, incluso para lo más básico, como el papel higiénico en las instituciones. Las protestas también se dirigen contra la percepción de ataques por parte del gobierno actual, que propone auditorías y controles adicionales sobre el sistema universitario.
Históricamente, la educación pública ha sido una herramienta clave de ascenso social en Argentina. A lo largo de más de un siglo, reformas como la de 1918 y la gratuidad universitaria en 1949 han sido cruciales para construir una identidad nacional basada en la educación de calidad. Hoy, con una crisis que amenaza su continuidad, la universidad pública enfrenta uno de los mayores desafíos en su historia reciente.