Las 3 caras de Nava

A lo que te truje, DESTACADOS, OPINIÓN

A LO QUE TE TRUJE

Por Chencha

En el oscuro laberinto de la política, existen personajes que actúan desde las sombras, manipulando los hilos del poder para satisfacer sus propios intereses, incluso cuando esto significa actuar en frentes contrarios.
En San Luis Potosí el último personaje que marcó historia en el foco y tras bambalinas del violento y abrumador escenario político de San Luis, logró ser Gobernador y mantuvo una suerte de maximato fue Horacio Sánchez Unzueta, que entre su largo y complicado currículum tiene el incómodo mérito de haber “liquidado” al movimiento civilista enarbolado por décadas por su suegro, el Dr. Salvador Nava.
La familia Nava Calvillo atrincherada entre su vinculación afectiva y la marca indeleble de una lucha de vida por la dignidad de la ciudadanía del país y de San Luis hizo intentos solitarios por mantener las condiciones pero fue abrumada también por la entonces nueva etapa de la consolidación de la oposición al PRI totalitario y absolutista, parecido por cierto al MORENA del López Obrador del 2024. El Navismo quedó por años solo como un refrerente histórico, muchas veces mejor ponderado fuera de los límites del estado que aquí.
Después de muchos años de intentos fallidos, especialmente de Manuel Nava Calvillo, hijo del doctor, uno de sus sobrinos en 2015 surgió con una nominación del partido que históricamente tenía a las figuras que apoyaron más a Nava Martínez y sus huestes en su último periplo de 1991, el PRD.
Xavier Nava Palacios, hijo de Luis Nava y Patricia Palacios, regresaba a San Luis después de muchos años de estar y vivir en la Ciudad de México y Chiapas y pronto obtiene la invitación de participar en el proceso electoral como candidato a diputado federal.
Fernando Pérez Espinoza “Calolo” era el candidato a gobernador del PRD, después de dirigir de forma fallida el PRI e incluso perder una elección por la alcaldía de la capital con Octavio Pedroza, como muchos ex priístas en aflicción por no lograr la nominación soñada (que también ya había perdido en 2009 ante Toranzo), contactos cercanos a Nava Palacios en México donde era socio de despachos de abogados y cabildeo que hacían negocios desde la política y polìtica desde los negocios, caso que terminaron replicando en San Luis en KNP Abogados S.C.
A la postre Nava ganó la diputación, pero para hacerlo necesitó aliarse con el entonces candidato amarillo a la capital, Ricardo Gallardo Juárez con quien compartió campaña y triunfo y al hacerlo lo avaló en todo, sus contundentes pros y sus aún vigentes y reprochables contras, con la particularidad de que sin los votos de su aplanadora perredista que terminó arrasando al panista Xavier Azuara, Nava no hubiese conseguido ser el primer Nava en ganar una elección desde su abuelo.
Poquísimo tiempo despúes de tomar protesta en San Lázaro Nava rompió con Gallardo y se alió al grupo de perredistas que lo traicionaron y que “entregaron” a su hijo José Ricardo a una detención abrupta que se vivió más como un golpe de ajuste de cuentas político entre Zambrano y el otrora todopoderoso ministro del interior Osorio Chong.
3 años después, Nava no tenía más cabida en un perredé en declive cuya bancada terminó haciendo una desbandada a Morena, con los ojos puestos en la capital, fue tentado por el PAN y Movimiento Ciudadano para buscar competir contra su anterior impulsor Gallardo que buscaba la reelección.
Los cálculos de un Gallardo sobrado y con la atención de su hijo, ahora Gobernador en asegurar en su territorio natural su diputación federal después de librar su proceso judicial y recuperar sus derechos políticos, más la falta de una gestión fina ante los sectores más duros de la capital facilitaron la victoria de Nava.
Atascado en la búsqueda de la gubernatura antes de hacer una gestión sólida, Nava terminó sin ductilidad ante los intríngulis panistas, negado a tener vínculos con los priístas que aún podían hacer diferencia y confrontado hasta las cachas contra el Gallardismo en ascendencia, quedó emboscado ante sus propias indefiniciones y garrafales fallas de cálculo, no logró la candidatura a la gubernatura del PAN, en su berrinche rompió para la reelección con esos colores y la resistencia a ser pragmático en tiempos de otras condiciones, rechazó la nominación de Movimiento Ciudadano por si misma y abrió la baraja hacia MORENA a quien justo en sus reuniones previas a la elección interna panista por el boleto a la gubernatura criticó acremente a López Obrador.
1 mes y medio después mediante otro acto de simulación con la bandera del abuelo raída, logró como consolación la nominación del partido del tabasqueño para buscar su reelección. Evidentemente perdió en su intento por mantenerse en el puesto, y casi toda su credibilidad personal y política.
Tiempo después fue inhabilitado en un proceso de golpe en la mesa.
Hoy Nava está fuera del ojo común, y como se ha visto en esta relatoría real, no se rige por principios ni por ideologías. Su única brújula es el poder, y sus acciones están guiadas por un pragmatismo que bordea lo perverso.
Este político ahora aprendíz de la manipulación desde las sombras quiere maestria en el arte de la triplicidad. En la última elección parecía apoyar a Sebastián Pérez en su intento por avanzar rumbo a la alcaldía en Movimiento Ciudadano y no sucedió. Pérez García vendió los espejos que le prestó Nava. Todos perdieron.
No solo una amistad presumida al fuego del poder, sino la posibilidad de ir por una resurreción válida de un proyecto político que parecía ser honesto. Los dos confirmaron que nunca lo fue.
Nava al tiempo tenía una liga clara con muchos de los intereses alrededor de la candidatura de Claudia Sheibaum a través de uno de sus viejos empleadores, el mismísimo Cuauhtémoc Cárdenas que sin muchos aspavientos terminó por dar el visto bueno al contundente triunfo de la ahora presidenta electa, quien escogió justo al hijo del ingeniero como Jefe de la Oficina de la Presidencia y por otro no corta sus ligas con sus viejos amigos del mirrreyista sector verde de Jorge Emilio González y su sarta de impresentables, además de aceitar rutas con el candidato perdedor a la CDMX, Taboada y otros candidatos a alcaldías de la capital del país que si se ganaron a pesar de la aplanadora.
Nava Palacios quiere ligarse y apoyar simultáneamente a grupos opuestos, financiando tanto a activistas que claman por justicia como a fuerzas que buscan mantener el statu quo. Para ellos, no importa si la causa es justa o si el fin es noble; lo único que cuenta es cómo esa causa, o la oposición a ella, puede ser utilizada para avanzar en su agenda personal.
Un ejemplo claro se observa otra vez en el decidido apoyo que terminó por brindar a Adriana Urbina, herencia Goveísta que fungió como su operadora de base social y a quien insistió en montar como cuota en la planilla de Pérez, contra quien sabe qué apoyos que no cumplió.
En la fila de traiciones de Nava se cuenta la tremenda “desconocida” que ambos terminaron dando al joven Pablo Zendejas Foyo a quien inscribieron legalmente como primer regidor y que terminó perdiendo la posición por un berrinche legal que financió el propio Nava, al volverse a equivocar en sus apuestas y volverse a quedar sin los apoyos que pensó podía pescar, en donde fuera.
Esta triplicidad no solo genera un caos en la percepción pública, sino que también socava la confianza de un espíritu como el que marcó su abuelo con un sacrificio de vida que sigue vigente, le da en la madre a cualquier intención de reivindicación democrática de su apellido y además lo exhibe como un mal practicante de la que afirman es la indispensable perversión política.
El problema radica en que estos personajes, con su capacidad para jugar en ambos lados del tablero, representan una amenaza no solo para la transparencia y la honestidad en la política, sino también para la misma esencia de la democracia. En lugar de actuar como representantes del pueblo, se convierten en marionetistas, moviendo los hilos para que el escenario político se configure de acuerdo a sus deseos.

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