Eruviel Ávila Villegas estuvo al frente del Gobierno del Estado de México de 2011 a 2017 y hoy trabaja en construirse una imagen como un Senador que interactúa con los ciudadanos a través de transmisiones en vivo y que informa puntualmente los avances de la comisión a la que pertenece (Marina).
Parece que los días en el Estado de México quedaron en el pasado, a pesar de lo que encontró la ASF durante esos seis años.
De 2011 a 2017, años en los que Eruviel Ávila Villegas fue Gobernador del Estado de México, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) le hizo a su gestión y a los municipios de la entidad un total de 339 observaciones que pudieron provocar un desfalco al erario federal por 14 mil 131 millones 769 mil 665 pesos.
Ese dinero quedó sin comprobante de uso, no se ejerció y no se devolvió a la Tesorería de la Federación, se pagó en anticipos de obra que no se hizo, se pagó a empleados fantasma, a personal sindicalizado, se dieron estímulos y bonos, se pagó a policías que fueron escoltas de ex funcionarios o se transfirió a otras cuentas.
Tanto el gobierno estatal como a nivel municipal, las observaciones fueron las mismas para el uso del dinero de las transferencias que se enviaron a la entidad para el fortalecimiento del sector salud, de infraestructura, seguridad y educación.
En 2015 se registró la cifra más alta de dinero que no se utilizó. La ASF detectó un posible daño al erario por 4 mil 465 millones 211 mil 281 pesos, le siguieron los años 2016 (3 mil 134 millones) y 2012 (2 mil 522 millones), su primer año de gestión.
Ávila Villegas terminó su gestión como Gobernador en septiembre de 2017. Semanas después ocupó durante dos meses la dirigencia del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la Ciudad de México. Ese puesto lo abandonó en diciembre, luego fue vicecoordinador de la campaña presidencial del candidato priista José Antonio Meade.
Tras el derrumbe que la elección de 2018 representó para el PRI, Ávila Villegas encontró piso firme en el Senado de la República bajo la figura de plurinominal. Desde que tomó protesta ha buscado generarse una imagen de “senador cercano a la gente”. Informa de sus tareas del día, hace enlaces en vivo desde su cuenta de Twitter para acercar el poder legislativo a la ciudadanía e informa los avances de la Comisión de Marina, que él preside.
Pero antes de esa nueva imagen está la herencia que dejó en el Estado de México, que es un paquete de pobreza, inseguridad y feminicidios.
En mayo de 2017, SinEmbargo publicó un cálculo elaborado por Leonardo Núñez González, investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), que señaló que de 2011 a 2015, el Estado de México ocupó el tercer lugar en irregularidades ante la ASF en el presupuesto a nivel nacional sólo por debajo de Veracruz y Michoacán.
Con la revisión casi total de su administración (falta la publicación de la tercera entrega de la ASF referente al último periodo de 2017), el monto de las irregularidades alcanzó los 14 mil millones de pesos.
Al hacer una revisión por año, SinEmbargo detectó un total de 339 pliegos de observaciones que la ASF levanta si detecta desvíos de recursos y lo envía a la Secretaría de la Función Pública (SFP) y si no hay una respuesta, se manda a la Procuraduría General de la República (PGR, hoy Fiscalía) para una denuncia penal.
En marzo de 2017, Ávila Villegas dijo a la prensa que su administración estaba dispuesta a explicar al Congreso mexiquense las observaciones de la ASF porque “todo lo que se hace en el Estado de México es con plena transparencia”. Días después José Manzur Quiroga y Joaquín Castillo Torres, secretarios general de Gobierno y de Finanzas del Estado de México, respectivamente, comparecieron ante las comisiones de Planeación y Gasto Público y de Finanzas Públicas del Congreso estatal.
Hasta el momento no hay ninguna investigación al respecto. La única pesquisa que hay cercana a Eruviel es por la asignación de notarías.
SEIS AÑOS DE AUDITORÍAS
De acuerdo con la revisión hecha por este medio digital, los desvíos se registraron en el Fondo de Aportaciones para los Servicios de Salud; en el Fondo de Aportaciones para la Seguridad Pública de los Estados y del Distrito Federal; en los Recursos Federales Transferidos para la Educación Superior de Calidad; en los recursos para el Fortalecimiento de la Educación Media Superior en el Colegio de Bachilleres y en el Acuerdo de Coordinación Celebrado entre la Secretaría de Salud y la Entidad Federativa.
También en los Recursos del Fondo de Aportaciones para la Educación Básica y Normal; en el dinero del Programa Escuelas de Tiempo Completo; en el Fondo de Aportaciones para la Educación Tecnológica y de Adultos; en los recursos del fondo para el Fortalecimiento de las Instituciones de Seguridad Pública en Materia de Mando Policial; en los recursos del Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa y Gasto Operativo y en el Fondo de Aportaciones múltiples.
En cuanto a los municipios, entre los que más incurrieron en fallas son Cuatitlán, Ecatepec, Nezahualcóyotl, Atizapán de Zaragoza, La Paz, Teomoaya, Tutltitlán, Toluca, Chalco, Naucalpan y Acambay.
Las fallas más recurrentes encontradas por la ASF son “dinero sin comprobar erogación”, dinero que no se ejerció pero que no se devolvió, dinero que se transfirió a otras cuentas, en obras que las autoridades informaron que se harían pero que jamás se construyeron o que están incompletas y dinero que se utilizó a otras cosas pero a los fines a los que estaba destinado.
También están los empleados fantasmas: se gastaron millones en salarios a personas que no cumplían con perfiles para trabajar en el sector salud, educativo o de seguridad; se encontraron empleados sin ninguna categoría; se pagó a personal con permiso sin goce de sueldo; a personal que nunca se encontró; se pagaron becas, bonos y estímulos.
También hubo dinero a policías que fungieron como escoltas de ex funcionarios; salarios por arriba del tabulador y faltó reintegrar cheques que fueron cancelados.