Rostros estirados e inexpresivos. Caras sin arrugas, pero poco estéticos. Solo hay que ver los rostros antes y después de actrices como Nicole Kidman, Courtney Cox, Michelle Pfeiffer, o cantantes como Madonna, ¡para pensarlo dos veces antes de ponerse bótox!
Si así quedaron ellas que tienen todos los recursos económicos y el acceso a los mejores cirujanos del mundo, ¡cómo quedaremos nosotras!
En palabras de la Dra. Cristina Villanueva, directora de la Clínica de Medicina y Cirugía Estética de Barcelona, no hay medias tintas cuando se llega a cierta edad en la que “o te operas o te conformas.
Pero si se opta por lo primero hay que hacerlo con mesura, que haya una mejoría notable sin que se note que se ha tocado. Una mujer de sesenta no puede querer aparentar ser una de veinte”.
Los peligros de proyectar una imagen incoherente
Para la Dra. Villanueva, una de las voces más fundadas en tratamientos anti-edad en España, es trascendental explicar al paciente “qué se puede y qué no se puede hacer. Y también cómo va a quedar inmediatamente después”.
En el bótox, agrega la especialista, se recomienda no superar las dos aplicaciones al año; se trata de un tratamiento muy utilizado y siempre es personalizado.
Sin embargo, hay muchos pacientes que tratan de engañar a los cirujanos haciendo la ronda por varios centros intentando ponerse bótox 3, 4 o hasta 5 veces al año.
Y como dice la Dra. Villanueva, “un lifting a los 70 que al reír no te marque ni una pata de gallo es grotesco”.
n cuanto a los implantes, explica, hay que tener en cuenta que los permanentes con el tiempo se desplazan porque la piel se cuelga. “Hay médicos que para compensarlo aplican más relleno sobre el ya existente y el resultado son esos pómulos artificiales como de marioneta. Es preferible utilizar ácido hialurónico en la dosis adecuada. No es permanente pero confiere un aspecto más natural”, acota la experta.
Qué ocurre con los autotrasplantes de grasa
Otro especialista, el Dr. Miguel Chamosa, presidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética, analiza el caso de los llamados autotransplantes de grasa, muy en boga hoy en día y que se usan para rellenar arrugas o crear volúmenes en pómulos dejando una hinchazón del rostro de entre uno y cuatro meses hasta que queda implantada la grasa definitivamente.
Durante ese tiempo, explica este cirujano, “la paciente tendrá el rostro más o menos deformado y ha de tenerlo en cuenta, por ejemplo, si lo hace para una boda o para una gira promocional.
En un lipofilling facial solo sobreviven 31,8% de las células grasas trasplantadas, el resto morirá. De ahí esa hinchazón inicial que se estabiliza hacia el cuarto mes”.
Quiénes son los peores
Los peores pacientes, según el Dr. Cristino Suárez, presidente del último Congreso de la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética, “son los que te vienen con una foto de otra persona. Yo puedo arreglar sobre un rostro pero no soy Dios. Yo no puedo crear una cara nueva para que un paciente se parezca a un actor. Cuando te piden eso en realidad hay un problema psicológico”.
El riesgo, sin embargo, es que este tipo de personas encuentren algún médico poco escrupuloso y deshonesto que les opere, les ponga bótox o acceda a cualquier locura con tal de complacerlos y cobrar por sus servicios. En palabras del Dr. Chamosa, “cada paciente a la que opero es una obra que yo firmo y prefiero negarme a firmar una obra que no será armónica.
El ideal de la cirugía estética ha de ser el canon clásico, el equilibrio teniendo en cuenta además la etnia con la que trabajas. Los labios o la nariz caucásica no son como las mediterráneas. Si traspasas esos límites el resultado es, por poner un ejemplo, Michael Jackson”.
La mayoría de los profesionales coinciden en que cada vez hay más cultura de la prevención y esto repercute en el rostro. Es mejor prevenir con cosmética anti-edad o tratamientos no invasivos pero aplicados por un experto, como el botox o el hialurónico, para reducir arrugas y mejorar la textura de la piel. Para la Dra. Villanueva, “estos tratamientos se realizan por estar bien con uno mismo, no por los demás. Verse bien influye en la autoestima y en la forma de afrontar la vida”.
Más vale prevenir que lamentar
Lo más importante, sin embargo, es ponerse en manos de un profesional autorizado ya que el intrusismo está a la orden del día y son estos los más osados a la hora de hacer locuras. Si no lo creen, vean la cara de Goldie Hawn.
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