Martín Rodríguez
En una acción que requirió apenas unos minutos en los que se transitó del pavor a la calma, un médico de la Unidad de Medicina Familiar del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE), salvó la vida de un bebé de nueve meses de edad, que por una obstrucción en las vías aéreas, había entrado en paro cardiorrespiratorio.
El médico Luis Amador, explicó que se percataron de la emergencia porque de prisa, un señor llegó a la clínica con su hijo, que tenía obstruida la tráquea por algún objeto no identificado.
Dijo que él se encontraba laborando en la clínica como normalmente lo hace, cuando el señor llegó gritando que su niño se estaba ahogando, porque aparentemente se había comido algo.
Comentó que él lo recibió y de inmediato lo diagnosticó, y se dio cuenta que traía una obstrucción de la vía aérea, intentó hacer unas maniobras para tratar de que pudiera expulsar el objeto que traía atorado, pero no salió, y entonces identificaron que el objeto se había ido a la tráquea.
Entonces, fue necesario correr hacia una enfermera para buscar la manera de llevarlo al hospital y para fortuna, ella también es paramédico, y el propio padre del bebé prestó su camioneta para ir a toda velocidad y fue así como uno de los médicos, “literal, colgado de la ventana”, gritaba a los automovilistas que se movieran y abrieran paso, porque coincidieron con el tráfico vehicular de las dos de la tarde, y así llegaron en 8 minutos a la recepción de Urgencias de la clínica de la calle Carlos Diez Gutiérrez, justo cuando el pequeño ya había caído en paro y se le tuvo que proporcionar en forma intermitente, seis ciclos de reanimación, pero fue trasladado al Hospital Central “Ignacio Morones Prieto” para la práctica de una broncoscopía.
Fue así como le sacaron un garbanzo que tenía atorado en la tráquea.
Para Luis Amador, es sorprendente que después de una operación y una semana de terapia intensiva, el niño no haya quedado con secuelas después del paro, porque a veces trae otras consecuencias.
Recuerda que incluso el pediatra suponía que el niño iba a quedar mal, pero no sucedió así.
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