Leonel Serrato: El Sr. No Pasa NADA.

DESTACADOS, RADAR

El Radar, el editorial de Antena.

“No existe suficiente dinero para que me compre a mi y compre al pueblo de San Luis Potosí”

Salvador Nava Martínez.

No siempre Leonel Serrato fue quien es, antes era un dotado vociferante con la semilla de la lucha civil que cambió a México. Creyó ser un Nava pero nunca lo fue,  y el bofetón de ése  desarraigo previsible le granjeó un destino, a pesar de que realmente en su narcisismo primario pensó que era genuinamente distinto, tan solo porque desafiaba al sistema. 

Leonel falló flagrantemente, para luego convertirse en símbolo de la felonía, de la acomodaticia pérdida de ideales y también de la ventajosa reinvención personal.

Inquieto y camaleónico creció intelectualmente y usó una trinchera ciudadana, mediática y pública para volver a cobrar notoriedad. Cuando subió a un “banquito” para acusar de sus excesos cara a cara al entonces Gobernador Marcelo de los Santos cada jueves, más que “elevar” su estatura, probablemente lo único que quería era desmadejar los complejos que siempre le generaron las oscuras disyuntivas que hasta hoy lo mantienen con esa bizarra dicotomía. Sabía que servía a los torcidos intereses que se repartían entre sus propias complejidades y el usufructo de las cofradías perversas que le dieron fiat y ésa sensación de inclusión burguesa que terminaba erizando algo mucho más que su piel.

En los tiempos del Doctor Nava, 58,  81 o 91, la exigencia de respeto era a la libertad de decisión y de elección política, a la organización ciudadana, a diferir, a levantar la voz y agruparse para decir sin esconderse que no, para cuestionar el manejo de nuestros destinos elementales, a exigir gobiernos abiertos, pulcros y transparentes, desafortunadamente eso no lo aprendió. Sus hechos hablan mucho más que su viperina lengua. Lejos estaba entonces la agenda actual de lucha por los derechos humanos elementales, a años luz la proclama por la eliminación de la violencia sistematizada contra las mujeres, a siglos canónicos la apertura e inclusión a las diferentes manifestaciones de identidad y expresión de género además de la orientación sexual.

No siempre Leonel Serrato fue quien es, porque en algún momento previo fue discreto, porque cabía en su consciencia un atisbo de decencia, porque no vivía de lucrar con la necesidad, porque no vendía sus “talentos” a quien pudiese palmar mejor en lo político o en lo electoral, en lo superficial de la rinconera sociedad o en su muy privada vida personal.

Cuando en 2018 los hervores de la sangre política y el desempolve de las “viejas luchas” llegaron por fin al poder, encarnado en un renovado Morenista, (no participó antes en nada más que cataplasmas priístoides con formas mafiosas y manotazos acomodaticios), recordó que las coincidencias de quien presume como mentor, el Oftalmólogo de Arista, con el Mesías de Macuspana, sonaban a rima divina, y ni tardo ni perezoso, se acercó con sus mejores oficios a la antesala del poder y se acomodó filoso justo “dónde hay”, dos de sus veleidosas vulnerabilidades, dinero y calle.

Se tendría que ponderar mucho más sobre las coincidencias de Serrato con López Obrador, mucho más que una foto que presumió en la construcción de su propia cargada para asumir otra vez un principado bastardo en una construcción impune, la de si mismo como una suerte de Bolívar hecho de capirotada del pan duro que sobraba y rebabas de oportunismo. La foto a la que hacemos mención es una de las millones que ha repartido el inquilino de Palacio Nacional y es una verdad incuestionable que a Serrato no lo ubica más que en los estrados del juzgado en donde lo acusaron de violencia política de género.

Lo que sí habría que resaltar sin tapujos es que Serrato y AMLO sí se parecen, ambos son misóginos, ambos son los reyes de las ambigüedades verbales, ambos creen que la retórica manda sobre los acontecimientos, ambos son intolerantes a la crítica, ambos son capaces de “perdonar” a quienes criticaron con ferocidad por su mezquino interés personal o político, ambos decepcionaron “al llegar al poder” a muchos de los que los acompañaron en sus “luchas”, ambos dejan todo que desear al demostrar que lo suyo es la tribuna pública y no la administración pública, ambos se resisten a aceptar el más mínimo error y ambos son un pozo infinito de acumulación de rencores y frustraciones que desbalancean cualquier barco (aún de papel periódico) en el que se monten.

Después de su despido fulminante del gabinete Gallardista, donde no hubo terceras oportunidades a pesar de sus tragicomedias de fotonovela, a pesar de sus arrastradas lacrimógenas, a pesar de sus promesas de lealtad fatua, Serrato Sánchez se reacomodó por la puerta de atrás de Gabino Morales, súper delegado de la 4, pero sin rienda ni báscula de mañas en unas semanas volvió a las andadas.

En un “madruguete” inexplicable Serrato rompió el silencio, (solo con quien no lo cuestiona) para anunciar un tercer turno como candidato a la Alcaldía capitalina, (en las dos anteriores perdió de forma contundente). Gabino había manifestado su ruta rumbo a ésa intención y hay trabajo sorprendente a ras de tierra y millones de pesos del erario público sin escrutar volando en la conciencia de quienes piensan que la continuidad es la normalidad. 

En marzo de este mismo 2023 la cámara de diputados federal (dominada por los aliados de AMLO) aprobó suspender los derechos políticos de aquellos hombres que tengan antecedentes, denuncias o sentencias, como deudores de pensión alimenticia, acosadores o agresores por razones género en el ámbito familiar. El desprecio mostrado por Serrato a mujeres en general, y en particular a quienes ya definió en su famoso periplo del 8 de abril de 2017, cuando en un programa radiofónico, Leonel Serrato Sánchez le dijo a la entonces diputada local Rebeca Terán Guevara: “la vagina no le da inteligencia, no le da honradez, no le da capacidad, esas se ganan en el ejercicio cotidiano”.

Sus dichos le generaron una senda acusación judicial, evidentemente perdió pero aunque cumplió con los efectos de una sentencia por parte del Tribunal (disculpa pública, asistencia a cursos, etcétera), en el momento de la resolución aún no estaba vigente el padrón de personas sancionadas por VPG (violencia política de género), así que no está inhabilitado, no podría aplicársele esta ley de manera retroactiva. Serrato tiene suerte en esto, pero su triste pasado, agresivo, feroz y gravemente misógino lo tiene marcado.

Leonel Serrato no puede mantenerse en lo público sin explicar cómo acosó a los trabajadores de la Secretaría que negoció con Gallardo y que mal llevó durante poco más un año y medio, no puede mantenerse en lo público sin explicar el manejo de los recursos con los que han dinamitado las zonas populares de la zona metropolitana desde 2018, no puede mantenerse en lo público sin hacerse y después publicar un perfil psiquiátrico y psicológico adecuado. Leonel Serrato no puede mantenerse vivo en el tablero público sin recibir las consecuencias de un currículum impresentable de traiciones y vaivenes inmoralesYa en el peor de los casos, la matemática electoral es clara, el tipo no sabe ganar elecciones, ni confianza, ni credibilidad, es un locuaz incendiario que ya se quemó por fuera, y por dentro.

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