La zona norte de la capital potosina, es donde ha ocurrido el mayor número de linchamientos. De acuerdo al departamento de Comunicación Social de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de San Luis Potosí (SSPE), en el primer trimestre del 2019, se registraron cuarenta intentos de linchamiento, de los cuales, uno si se concluyó con el deceso del atacado, aquél ocurrido a finales de febrero, en el Fraccionamiento Urbi Villa del Real en Ciudad Satélite.
La Fiscalía General del Estado (FGE), no tiene los registros de cuántos intentos de linchamientos están ocurriendo en San Luis Potosí, pues los familiares de los atacados no han interpuesto las denuncias correspondientes. La SSPE como primer respondiente, es quien lleva las cifras de las detenciones ciudadanas (así lo definen desde la Secretaría).
Si dividiéramos estos cuarenta intentos entre doce semanas, se promedia que ocurren tres semanalmente.
La colonia Progreso, Nueva Progreso, 6 de Junio, Arbolitos, avenida Salk, avenida Fleming y Avenida Curie, son varias de las inmediaciones “céntricas” en las cuales se están suscitando estas manifestaciones de violencia y donde hay lonas con “amenazas previas” para los amantes de lo ajeno.
“Hay una desconfianza y sobre todo no hay una rapidez para atender los llamados de emergencia, la verdad es que la gente está muy molesta, está muy irritada y ya no pretenden esperar mayor tiempo, ellos escuchan que hay alguien delinquiendo o lo tienen cerca o alguien les dice que está cerca y proceden a detenerlo”, reconoció Huitzilihuitl Ortega Pérez, presidente de la Asociación Potosina de Abogados (APA).
Estos hechos se presentan con mayor intensidad en las colonias limítrofes a Soledad de Graciano Sánchez, donde los imputados atados a postes de electricidad, se han convertido en una constante.
El abogado acotó que en el párrafo 5to del Artículo 16 de la Constitución, se señala que los ciudadanos pueden detener a los indiciados: “Si hay una facultad constitucional para que la gente detenga a las personas que encuentre delinquiendo, en flagrancia o en el momento inmediato en el que cometieron el delito”. El problema es que la gente no está deteniendo a las personas y canalizándolas a la FGE, sino que ante la tardanza y la omisión de las corporaciones, está tomando justicia por su propia mano, aún y cuando hay colonias que tienen lonas advirtiendo, que “agarrarán” a las personas que se sorprendan robando.
Ortega señaló que la falta de cultura por la denuncia, favorece este ciclo de violencia, donde las víctimas pasan a ser victimarios, pues si se tuviera un antecedente ante la FGE, los casos no se reducirían a agresiones entre civiles.
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