Lo que esconde el Centro de las Artes: historia del Patio de los Colgados

LOCALES, SAN LUIS

Mucho antes de que se convirtiera en un espacio cultural, el ahora Centro de las Artes de San Luis Potosí fue una prisión marcada por el abandono, el hacinamiento y los castigos inhumanos. En sus instalaciones existió un sitio temido por todos los internos: el famoso “Patio de los Colgados”.

La cárcel fue pensada para albergar a 800 personas, pero llegó a tener hasta mil 600. Dentro de sus muros estuvieron figuras históricas como Francisco I. Madero, el periodista Librado Rivera y el doctor Salvador Nava, quien denunció haber sido torturado en su estancia ahí.

Este patio tomó su nombre por los múltiples suicidios de presos que, después de pasar días encerrados en condiciones extremas, decidían quitarse la vida colgándose de los árboles del lugar. Los castigos incluían aislamiento total en celdas de castigo ubicadas detrás de la capilla, donde no había luz ni contacto con otros humanos. El silencio, la desesperación y la oscuridad terminaban por quebrar a los reclusos.

Diseñada con una arquitectura panóptica inspirada en Lecumberri, esta prisión respondía a los ideales del Porfiriato: vigilancia total y control. Contaba con áreas para mujeres, jóvenes, atención médica y psiquiátrica. Sin embargo, con el paso del tiempo, esas instalaciones no evitaron el deterioro ni la falta de atención.

Durante los años 70, bajo la dirección de José Luis Vega, se intentó mejorar la situación con algunas remodelaciones, pero las condiciones deplorables se mantuvieron. El tráfico de drogas, los malos tratos, la escasez de comida y la salida de reclusos sin previo aviso eran parte del día a día, según reportaron medios de la época.

Lo que ahora es un centro artístico lleno de vida, antes fue escenario de historias de dolor y desesperanza. Testimonios y documentos históricos lo confirman: el “Patio de los Colgados” es una de las páginas más oscuras de San Luis Potosí.

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