El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, anunció esta semana que su gobierno ha decidido poner en “pausa” la relación diplomática con Estados Unidos, a raíz de las críticas del embajador estadounidense Ken Salazar sobre la propuesta de reforma judicial en México. Esta decisión es vista como una respuesta directa a los comentarios de Salazar, quien advirtió que los cambios en el sistema judicial podrían afectar la democracia en México y poner en riesgo la relación comercial entre ambos países, además de fortalecer a los cárteles de la droga.
López Obrador, durante su conferencia matutina, expresó su deseo de que Estados Unidos ratifique su respeto por la independencia de México. Hasta que eso ocurra, el presidente aseguró que las relaciones con la embajada estadounidense estarán en “pausa”, extendiendo esta medida también al Departamento de Estado de EE. UU. Sin embargo, afirmó que esta pausa no afectará las relaciones bilaterales entre los dos países.
El embajador Salazar había señalado que las reformas judiciales propuestas podrían desestabilizar el marco legal de México, además de que podrían permitir que personas con poca experiencia o motivaciones políticas se convirtieran en jueces. Este proyecto de reforma podría obligar a más de 5000 jueces, desde la Corte Suprema hasta los tribunales locales, a dejar sus cargos.
El presidente López Obrador defiende la reforma judicial como una medida necesaria para combatir la corrupción y evitar que narcotraficantes se beneficien de sentencias favorables. No obstante, críticos de la reforma, como la jurista Ana Laura Magaloni, argumentan que el verdadero objetivo es debilitar la independencia del poder judicial y consolidar el poder del movimiento político de López Obrador.