A LO QUE TE TRUJE
Por Chencha
En la tierra “transformada” que hoy ocupa el México del mesianismo reciclado, pero que indudablemente terminará en “La Chingada”, el rancho que tiene el Presidente López Obrador en las postrimerías de Palenque en Chiapas, hay que aceptar que con dictador amnésico Tabasqueño o no, la corrupción sigue rampante como realidad o tema, por su endémico protagonismo en la vida nacional.
Porque la corrupción es un tema complejo y multifacético en donde hay varios factores que históricamente han contribuido a la percepción de que la corrupción es más frecuente en México.
Por eso en esta colorida columna hoy procuramos aportar varios puntos esenciales en el desmenuzado de una realidad tan contundente como difícil de erradicar en el terruño compartido.
Contexto histórico: México tiene una historia de colonización, inestabilidad política y regímenes autoritarios que en ocasiones han fomentado una cultura de impunidad y abuso de poder.
Instituciones débiles: La ineficacia de las fuerzas del orden, los sistemas judiciales y los organismos reguladores pueden crear un entorno propicio para que florezca la corrupción. Esto puede conducir a una falta de rendición de cuentas por parte de quienes participan en prácticas corruptas.
Bajos salarios de los funcionarios públicos: En algunos casos, los bajos salarios de los funcionarios públicos pueden crear un incentivo para la corrupción, ya que las personas pueden recurrir al soborno y la malversación para complementar sus ingresos.
Falta de transparencia: La falta de transparencia en las operaciones gubernamentales y en los procesos de toma de decisiones puede permitir que las prácticas corruptas se produzcan a puerta cerrada, lejos del escrutinio público.
Trámites burocráticos: Los procesos burocráticos complejos e ineficaces pueden crear oportunidades para la corrupción, ya que las personas buscan formas de agilizar los procesos mediante sobornos o favores.
Factores culturales: Las normas y prácticas culturales pueden a veces tolerar o incluso fomentar ciertas formas de corrupción, lo que hace más difícil combatirla.
Desigualdad económica: Los altos niveles de desigualdad económica pueden crear una sensación de desesperación, llevando a algunas personas a participar en actividades corruptas como medio de supervivencia o para mejorar su nivel de vida.
Clientelismo político: La práctica de favorecer a partidarios con cargos o contratos gubernamentales puede conducir a la corrupción si esos cargos se utilizan para beneficio personal en lugar de para el bien público.
Narcotráfico y crimen organizado: La presencia de poderosos cárteles de la droga y grupos de delincuencia organizada puede infiltrarse en las instituciones y contribuir a la corrupción ejerciendo influencia sobre los funcionarios o utilizando la violencia para mantener el control.
Falta de reformas legales: Aunque México ha tomado medidas para hacer frente a la corrupción a través de reformas legales, el cumplimiento y la aplicación de estas leyes a veces pueden ser inadecuados.
Restricciones a los medios de comunicación y a la sociedad civil: Las limitaciones a la libertad de prensa y a la capacidad de la sociedad civil para vigilar y denunciar las actividades corruptas pueden obstaculizar los esfuerzos para combatir la corrupción.
Normalizar “la corrupción” es una tentacion sinsentido en el México moderno, más bien debe ser un foco absoluto de los retos que México debe abordar. Muchas personas y organizaciones en México están trabajando activamente para combatir la corrupción a través de reformas legales, campañas de sensibilización, promoción y fortalecimiento de las instituciones.