Hubo un tiempo, hace unos 1,400 millones de años, que el día terrestre solamente duraba 18 horas. Esto se debía a que la Luna se encontraba más cerca de la Tierra, acelerando la velocidad con que nuestro planeta giraba sobre su eje.
Sin embargo, de acuerdo con un estudio de la Universidad de Wisconsin-Madison, en Estados Unidos, este satélite natural, que ahora se encuentra a una distancia de 384,400 kilómetros, se aleja 3.82 centímetros cada año, lo que hace más lenta la rotación terrestre, de acuerdo con Muy Interesante.
Los investigadores llegaron a esta conclusión gracias a la astrocronología, que no es otra cosa que un método que une a la astronomía con las observaciones geológicas, y que permite estudiar los cambios climáticos, a partir de los rastros que dejaron en las rocas más antiguas.
Al analizar estas rocas se puede averiguar la cantidad de luz solar que recibieron en el momento en que estuvieron en la superficie, lo que a su vez permite calcular la posición de la Luna respecto a la Tierra.
En pocas palabras, otros cuerpos celestiales que ejercen fuerza sobre la Tierra, modifican su movimiento en el espacio. Estas atracciones gravitatorias alteran la rotación terrestre, la inclinación de su eje y la órbita alrededor del Sol. A estas variaciones se les conoce como ciclos de Milankovitch.
La Luna y la Tierra se alejan muy lentamente y los días terrestres se van haciendo más largos, aunque sea imperceptible para nosotros.