La banda argentina ofreció una velada muy especial en el Palacio de los Deportes
La banda argentina de rock, ska y hasta reggae Los Fabulosos Cadillacs, están a solo un año de cumplir 40 años desde su fundación. Pero el tiempo no los ha detenido para mantenerse encendiendo la fiesta en cada presentación.
Apenas el pasado 3 de junio la banda reunió, rompiendo un récord de asistencia en el Zócalo de la Ciudad de México, con 280 mil espectadores, pero aquel concierto no fue suficiente para los fanáticos hambrientos de música y baile al más puro estilo de los Cadillacs.
Pues la fanáticas se volcó con los Fabulosos nuevamente durante su primera fecha en el Palacio de los Deportes, dejando como saldo un recinto lleno. Y esa cantidad de público (22 mil asistentes) también se reflejó en la cantidad de energía que la gente ofreció a su banda.
Desde la primera canción, “Mi novia se cayó en un pozo ciego”, los empujones, provocaron que varios asistentes sintieran la dureza del concreto, cayendo con las rodillas, otros hasta con el rostro sintieron la humedad del suelo lleno de cerveza, que volaba de un lado a otro.
Algunos fans se quejaban, pero tuvieron que resignarse, el concierto y la emoción ya se habían desatado y no había forma de contenerla. El slam se formó rápidamente en algunas partes de la zona general, pero en otras todavía los grupos de amigos y familias pudieron disfrutar sin golpes del concierto.
Vicentico, el vocalista de la agrupación se contagió por esa atmósfera al grado de quitarse la gabardina, volverse la a poner, y finalmente después de interpretar “Manuel Santillán, El León”, y “Saco Azúl”, lanzarselo a su público quedándose solo con una camiseta sin mangas color negro, con la que bailó toda la noche.
Vicentico y el reggae animaron la velada
Pero la banda y el público necesitaban un respiro, que comenzó al sonar “El genio del Dub” y se extendió hasta que la banda tocó “Calaveras y diablitos”, “Siguiendo a la Luna”, y “Vasos Vacíos”, un momento de puro reggae, e improvisaciones de Vicentico al micrófono, que no dedicó palabras a su público, más que un par de “Gracias México”, entre canciones.
Pero la euforia regresó, de forma igual de repentina que cuando arrancó el concierto gracias a las canciones “Revolution Rock”, y “Silencio, Hospital” temas poco recurrentes en su repertorio pero que su público igualmente disfrutó brincando y levantando las manos, como si alientan a un equipo de futbol.
Y es que a veces pareciera que los artistas argentinos provocan lo mismo que un equipo, una identidad con su público, que hace a la gente sentirse representada, por eso muchos llevan playeras de la selección argentina, y otros hasta de Boca Juniors aunque Vicentico sea fanático de San Lorenzo de Almagro.
Y como si se tratara de un delantero, la banda clavó tres golazos consecutivos, que el público coreo y festejó como una gran jugada pambolera, “Mal Bicho”, “Matador”, y finalmente “Yo no me sentaría en tu mesa”, tema tradicional con el que la banda siempre cierra sus conciertos.
Y como rito religioso el público se despojó de sus playeras como lo hacen siempre al final del concierto y las giró en todo lo alto. Así, finalmente se despidió el grupo, ante un Palacio que todavía esperó unos minutos por si al grupo se le ocurría regresar, pero no pasó, las luces se encendieron, pero el coro de la última canción seguía sonando.
La banda concluirá su visita a la capital hoy 9 de noviembre para este sábado y domingo dar dos conciertos en Zapopan, Jalisco antes de volar a Bogotá.
El Universal.