“Me voy a venir…” me susurró al oído. Por fin, pensaba yo. Ya me había venido dos veces y empezaba a cansarme. Además, al ser una tarde en verano, la habitación parecía una sauna. Mi amante dio un par de gemidos, se retiró de repente y fue corriendo al cuarto de baño para quitarse el preservativo.
Cuando volvió a la cama nos dimos el rutinario abrazo pos-coital mientras recuperamos la respiración. Sin embargo, él no estaba en modo “game over” como sucedía normalmente después del sexo. Esta vez era diferente porque parecía algo inquieto y aquello seguía bastante duro. “¿Seguro que te has venido?”, le pregunté. “Sí, sí,” me aseguró, pero yo no estaba del todo convencida.
Más tarde, por la noche, cuando me esta desmaquillando en el cuarto de baño, todavía me extrañaba la “venida” de mi amante y no me cuadraba que se mantuviera “erguido” después de acabar. Mientras me miraba en el espejo, de repente vi la basura en el reflejo y decidí investigar. Efectivamente, lo que encontré fue un preservativo vacío y no pude evitar sentirme decepcionada.
Sé que hay hombres que pueden tener un orgasmo seco, es decir sin eyacular, pero si este fuera el caso de mi amante, pues, ¿por qué tenía que salir con tanta prisa para deshacerse del preservativo?
Hubiera preferido que me dijera que estaba cansado o que no podía más o lo que sea. No me hubiera importado hacer una pausa o incluso un stop total. El orgasmo no lo es todo. Pero está claro que mejora la experiencia. No sólo disfruto mis propios orgasmos. Ver a un hombre en el momento de éxtasis es increíblemente excitante y negarme este placer es como tomar un menú y que al final te digan que no queda postre. Muy frustrante.
El tema de fingir orgasmos, por lo general, se considera cosa de mujeres que los simulan para animar a sus maridos. Esta creencia proviene de una mentalidad anticuada en la que el sexo existe solo para el disfrute masculino, y esto es obviamente completamente falso. En lugar de fingir, hombres o mujeres, ¿no sería mejor comunicar que no puedes más? O si no lo estás disfrutando, ¿no es mejor enseñarles lo que te gustaría hacer para mejorar la experiencia? ¿Por qué a veces nos cuesta tanto ser sinceros en la cama?
Yo creo que los orgasmos fingidos demuestran una falta de confianza con la pareja sexual. Algo que es totalmente contraproducente porque la confianza es clave para el buen sexo. Además, fingir es mentir.
El peor caso de un orgasmo masculino fingido que escuché me lo confesó un antiguo compañero de trabajo. Estaba buscando un niño con su mujer y me dijo que iba tan agotado que un día lo simuló. Según me contaba, el hecho de que ella fuera tan lubricada y que él ya eyaculaba poca cantidad después de tanto sexo, hizo que su mujer no se enterara de nada. No obstante, se sentía un poco culpable después cuando la vio tumbada en la cama con las piernas apoyadas contra la pared para que su “semen” no se escapara…
Mi amante me envió un mensaje el día siguiente para decirme lo bien que lo había pasado conmigo y lo bien que se había venido. “Sí, si”, estuve de acuerdo, “fue una pasada”. En ese momento, me tocó a mi fingir/mentir.
Y tú, ¿alguna vez has sospechado que tu pareja fingía los orgasmos?
http://blogs.elpais.com/eros/2013/06/los-hombres-tambi%C3%A9n-fingen-los-orgasmos.html