“Los marroquíes no sabían qué hacer, incluso las autoridades no dijeron nada al respecto, no entendían lo que acababa de pasar, no estaban preparados”, dijo Abigail Martínez, una mexicana que sintió en Marrakech el terremoto de 6.8 que sacudió todo Marruecosy dejó más de 2 mil 100 personas fallecidas en una decena de provincias, según el más reciente recuento.
El siniestro, que se registró la noche del viernes pasado, fue catalogado como uno de los mayores terremotos de la historia del país.
En medio de las críticas por la lentitud de la reacción, el gobierno marroquí aceptó la ayuda ofrecida por España, Qatar, Reino Unido y Emiratos Árabes que “propusieron equipos de búsqueda y rescate” y señaló que estos equipos llegaron al país magrebí este mismo domingo y se pusieron en contacto con sus homólogos marroquíes. El gobierno adelantó que de necesitarse más ayuda, se pedirá.
Sin embargo, dos mexicanas que se encontraban en Marruecos coinciden, en entrevistas con EL UNIVERSAL, en la poca preparación que había para el sismo.
Martínez, de 40 años, originaria de la Ciudad de México, viajó el pasado 2 de septiembre a Marruecos junto a un grupo de 52 connacionales, como parte de su trabajo, a un evento internacional al que asistieron alrededor de 2 mil extranjeros procedentes de China, Estados Unidos, Canadá, República Checa y Francia.
“Estuve ocho días en Marruecos, llegué a Casablanca, hice un recorrido para conocer Marruecos. Finalmente, el evento al que íbamos era en Marrakech, así que decidí que fuera el punto final para después tomar un vuelo a Egipto”.
Sin embargo, estando en Marrakech le tocó vivir el sismo. “En México tú sabes que en cualquier día a cualquier hora puede temblar, el mexicano está preparado para esos casos, pero el temblor que sentí en Marrakech no es nada comparado con el de 2017. Primero fue oscilatorio, luego fue trepidatorio. Fue horrible, entré en shock”.
La mujer que trabaja para el departamento de ventas de Thermomix explicó que se encontraba en una fiesta al interior del hotel donde estaba hospedada cuando comenzó el movimiento telúrico.
“Escuchamos un estruendo impresionante a lo lejos. Cuando lo sentimos venir fue como si fuera una gran ola, nos levantó a todos. Todo el mundo comenzó a gritar: ‘¡Está temblando!’. Nadie lo podía creer, todo el mundo corrió. Yo me levanté de la mesa, corrí como pude, le hablé a mis hijos por WhatsApp diciéndoles que por favor salieran de casa por el sismo, cuando mi hija me dijo: ‘Mamá, pero tú estás en Marruecos’. En ese instante todavía no dimensionaba lo que estaba ocurriendo, fue un completo caos, algo que nunca había sentido antes”.
El personal del hotel, contó, tardó en evacuar a los huéspedes debido a que no sabían los protocolos de emergencia a seguir, además de que no se encontraba el gerente del albergue.
“Podía ver a gente del bar, del servicio e incluso de seguridad llorando desesperados. El personal del hotel no sabía qué hacer, a todos nos evacuaron y nos sacaron al estacionamiento, no sabían si llamar a protección civil. Es más, no sabían si existía una protección civil en su país. Las paredes del hotel se partieron de techo a piso; en muchos edificios del hotel se rompieron las ventanas, mientras que la medina y la mezquita se cayeron”, añadió.
Martínez optó por regresar a México enseguida. “Al salir a las calles de la ciudad, había gente durmiendo en parques y banquetas, vi ambulancias por todos lados y helicópteros. Al llegar al aeropuerto hubo sobreventa de vuelos; los costos se fueron por los cielos. Todo el mundo quería salir de Marrakech, mucha gente estaba durmiendo en el aeropuerto, familias enteras estaban en los estacionamientos. Sin embargo, el personal si logró ser eficiente en ese sentido para que la gente pudiera tanto entrar como salir del país. Me tardé muchísimo para poder abordar el avión, pero finalmente pude salir del país”.
A Cinthya Torres y su esposo Mohcine El Himer, ambos de 34 años, el sismo les tocó en M’rirt, en la provincia de Khénifra, a 314 kilómetros del epicentro. La pareja había viajado a esa ciudad para vacacionar y pasar unos días junto a la familia de El Himer que radica allí.
Torres, originaria de la ciudad de Guadalupe, en Nuevo León, contó a este diario el caos que vivió. “Nosotros salimos a caminar ya tarde, fuimos a cenar pizza y nos paramos en el negocio de mi cuñado. De repente empecé a escuchar gritos. Me dije: ‘Es normal porque aquí la gente habla muy fuerte’, pero empecé a ver que corrían y que decían: ‘¡Está temblando!’ Yo estaba toda asustada volteando por todos lados mientras traía a mi niña. Hubo gente que salió corriendo de los edificios. Sin embargo, mantuve la calma, pese a que nunca había sentido un temblor de esa magnitud en México”.
De camino a la casa de su suegra, Torres dijo haber visto que “la gente estaba afuera de los edificios sacando colchas y almohadas mientras que muchos otros estaban dormidos en la calle. Cuando llegué a la casa mi suegra estaba súper asustada. Uno de los cuartos estaba cuarteado; la familia de mi esposo me comentó que ellos nunca habían sentido algo así, por lo que decidieron dormir en la sala por temor a una réplica, mientras que yo pasé toda la noche sin dormir”.
Aun así, la mexicana indicó que no está en sus planes regresar a México de inmediato. “Mis papás al ver la noticias me dijeron que ya me regresará, pero me negué porque el viaje ya lo teníamos planeado desde hace meses, ya no podemos cambiar vuelos. Obviamente nos preocupa la situación, pero el próximo sábado ya salgo para España, donde pasare unos días y luego ya me regreso para México”.
Por el derrumbe de carreteras, hay 17 aldeas aisladas en la montaña, donde se desconoce la situación exacta. Además de los fallecidos, se reportan más de dos mil heridos. La Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR) anunció que destinará un millón de francos suizos (1.05 millones de euros) de su fondo de respuesta en emergencias para desplegar ayuda para las víctimas del sismo en Marruecos. Países como Estados Unidos e India dijeron estar esperando instrucciones del gobierno marroquí para ver cómo ayudar.
El Universal