En su testimonio ante la Audiencia Nacional, Luis Rubiales, expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), defendió su comportamiento en el juicio por el beso no consentido a la futbolista Jenni Hermoso durante la premiación del Mundial Femenil 2023. En su declaración, Rubiales insistió en que el acto fue espontáneo y consensuado, minimizando la polémica al afirmar que, en su trayectoria, ha dado “besos a un montón de futbolistas”.
Rubiales explicó que tras la final del Mundial, Hermoso lo abrazó con fuerza, y en ese momento él le preguntó si podía darle un “besito”, a lo que ella presuntamente accedió. En su defensa, argumentó que se trató de una situación excepcional y que “no se gana un Mundial todos los días”. También negó haber presionado a Hermoso para que respaldara su versión o de haber intentado manipular la situación, asegurando que no envió a su equipo a persuadir a la jugadora o a su familia.
Sobre las reacciones posteriores, Rubiales mencionó que, al principio, Hermoso consideró el beso como algo anecdótico y no como un acto problemático, pero que la narrativa cambió con el tiempo. En cuanto a la crisis que siguió al escándalo, Rubiales aclaró que no participó en la redacción del comunicado inicial y que su prioridad fue evitar conflictos adicionales dentro del equipo, aunque destacó que fue confrontado por jugadoras como Irene Paredes y Alexia Putellas, quienes le solicitaron la destitución del técnico Jorge Vilda, a lo que él se negó.
Rubiales reiteró que su intención nunca fue inapropiada y trató de restar importancia a la controversia que desató el juicio.
