Más de 300 pacientes del IMSS enfrentan escasez de insumos y abandono institucional

DESTACADOS, LOCALES, SAN LUIS

María Ruiz

La crisis en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ha alcanzado un punto crítico con la reciente destitución del doctor Simón Almanza Mendoza, un reconocido ortopedista del Hospital General del IMSS Cuauhtémoc, quien fue removido de su cargo tras denunciar públicamente la alarmante falta de insumos médicos que afecta a cientos de pacientes.

El doctor Almanza, con una trayectoria intachable en el ámbito médico, decidió alzar la voz al presenciar de primera mano las consecuencias de la carencia de materiales esenciales como tornillos, implantes y clavos, necesarios para realizar cirugías ortopédicas. Según sus declaraciones, 310 pacientes ortopédicos permanecen en lista de espera, algunos con retrasos de hasta un año para recibir una intervención quirúrgica que, en muchos casos, es urgente para evitar complicaciones mayores.

“Es imposible que alguien viva con tanto dolor y tantas molestias. Una vez que un paciente se programa para cirugía, le dicen que no hay forma de operarlo porque no hay insumos, no hay implantes. Los citan cada seis meses con la esperanza de que algo cambie, pero la situación sigue igual”, expresó el médico, visiblemente afectado por la situación.

El impacto de esta crisis no se limita al Hospital de Zapata; la falta de insumos es un problema generalizado que afecta a toda la delegación del IMSS en la región. Pacientes con fracturas, lesiones complejas y otras condiciones ortopédicas ven cómo sus problemas de salud se agravan día a día ante la imposibilidad de recibir atención médica adecuada y oportuna.

El doctor Almanza subrayó que esta problemática no solo refleja una falla administrativa, sino un abandono institucional que deja en el limbo a cientos de pacientes. Además, advirtió que el retraso en cirugías relativamente simples puede derivar en complicaciones graves que, en algunos casos, podrían ser irreversibles.

La destitución del especialista ha provocado indignación entre sus colegas y sectores de la sociedad civil, quienes ven en esta acción una represalia directa contra quienes se atreven a denunciar las deficiencias estructurales del sistema de salud pública. Mientras tanto, los pacientes siguen enfrentando incertidumbre, dolor y desesperación ante un sistema que parece colapsar bajo el peso de su propia ineficiencia.

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