Más de 50 universidades estadounidenses están siendo investigadas por presunta discriminación racial, en el marco de una iniciativa lanzada por la administración del presidente Donald Trump para poner fin a los programas de diversidad, equidad e inclusión (DEI). Según los funcionarios del gobierno, estos programas habrían excluido a estudiantes blancos y asiático-estadounidenses, lo que ha generado controversia.
El Departamento de Educación de Estados Unidos anunció recientemente estas investigaciones, un mes después de advertir a las universidades sobre la posibilidad de perder fondos federales si continúan aplicando “preferencias basadas en la raza” en aspectos como admisiones o becas. La secretaria de Educación, Linda McMahon, afirmó que las evaluaciones deben basarse en los méritos y logros de los estudiantes, no en su raza.
Las indagatorias se centran principalmente en las asociaciones de universidades con el Proyecto de Doctorado, una organización sin fines de lucro que apoya a estudiantes de grupos históricamente subrepresentados para que obtengan títulos en negocios, con el fin de diversificar el sector empresarial. El Departamento de Educación asegura que el grupo discrimina por raza, lo que involucra a las universidades en prácticas de exclusión racial en sus programas de posgrado.
Entre las 45 universidades investigadas, se encuentran importantes instituciones públicas como Arizona State, Ohio State y Rutgers, además de prestigiosas universidades privadas como Yale, Cornell, Duke y el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Ohio State respondió que su institución no discrimina por raza y que sus programas de doctorado están abiertos a todos los solicitantes calificados.
Además, el Departamento de Educación investiga a otras seis universidades por otorgar becas que consideran inapropiadas según la raza, y a una más por ejecutar un programa que segrega a los estudiantes por este criterio.
Esta acción forma parte de una ampliación de la decisión de la Corte Suprema de 2023, que prohibió el uso de la raza en las políticas de admisión. Aunque esta sentencia se centró en Harvard y la Universidad de Carolina del Norte, el Departamento de Educación ha interpretado que esta decisión también prohíbe el uso de la raza en otros aspectos educativos, desde la educación primaria hasta la universitaria.
El memorando que amplió esta normativa está siendo impugnado en tribunales por los sindicatos docentes más grandes del país, quienes argumentan que es vago y viola la libertad de expresión de los educadores.
