Matrimonio igualitario en San Luis Potosí, gran alegría

Hace un par de semanas escribí en esta columna con motivo del Día de la Visibilidad Lésbica, que había sido aprobado el dictamen para modificar el Código Familiar de San Luis Potosí y permitir el matrimonio igualitario en la Comisión de Derechos Humanos Equidad y Género del Congreso del Estado por lo tanto las y los diputados tenían que tomar una decisión el jueves 9 de mayo.

Esto sin embargo se pospuso para la sesión de ayer 16 de mayo y como en otras ocasiones en las que han entrado propuestas similares en pasadas legislaturas, el Congreso se llenó de gente, los más importantes en esta historia desde luego fueron las organizaciones de la sociedad civil y las y los activistas de la comunidad LGBTTTI quienes nuevamente estaban presentes exigiendo el reconocimiento de este derecho.

Porque aun y cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación ya hubiese establecido que conceptos de la figura de matrimonio como el que se encontraba en el articulo 15 del Código Familiar del Estado son discriminatorios aquí no había pasado nada, hasta ayer cuando finalmente se aprobó la reforma con 14 votos a favor 12 en contra y 1 abstención.

Esta modificación es una excelente noticia para una fecha como la que se conmemora hoy, Día Internacional contra la homofobia, la transfobia y la bifobia porque hemos dado un paso importante en pro de fomentar una cultura de inclusión y de diversidad, porque estamos diciendo No al odio.

Y es que ¿Cuánto tiempo dura un estigma o un prejuicio? Y ¿Qué tanto estos afectan y ponen en peligro la integridad de las personas?

Han transcurrido 29 años desde el 17 de mayo de 1990 cuando la Organización Mundial de la Salud eliminó la homosexualidad de la Clasificación Internacional de Enfermedades, para ese momento ya en México se habían generado movimientos sociales para visibilizar la homosexualidad y denunciar las prácticas de discriminación y de violencia a la que se sometía a las personas por su orientación sexual. Así sucedió por ejemplo en 1975 cuando artistas e intelectuales como Juan Rulfo, Héctor Aguilar Camín, José Pérez Gay entre otros personajes, suscribieron el primer manifiesto en defensa de los homosexuales redactado por el escritor potosino Luis González de Alba, en el que a propósito de la brutalidad policíaca contra la comunidad apuntaba:

“En México, la homosexualidad no constituye delito cuando se da en privado y entre adultos consensuales. De ahí se deriva que es posible acusar a una persona de violación o corrupción, mas no de ser homosexual, como no se le puede “acusar” de ser rubio, alto, zurdo o guapo, condiciones tal vez menos frecuentes que la de homosexual.”

Sin embargo tantos años después no es posible decir que finalmente se han erradicado estas prácticas y otras tremendamente violentas como las que vimos ayer mismo durante la discusión del Pleno en el Congreso, porque es cierto que unos estaban allí velando por sus derechos pero otros estaban rezando para que se los negaran o teniendo delirios apocalípticos como los de Priego Rivera al decir que este cambio debilitará a la familia y afectará a una institución “milenaria”.

No nos dejemos llevar por las hordas, el matrimonio civil no es una institución milenaria, es un contrato jurídico, un artificio del derecho que como tal evoluciona, en este caso en coherencia con una Constitución a partir de la cual no puede haber normas discriminatorias. Aunado a ello hace décadas que la familia dejó de conformarse bajo una sola forma, ahora somos muchas familias construidas de maneras muy diversas, justo por eso esta modificación es un gran avance.

Finalmente, los grupos antagónicos en el Congreso ayer representan dos caras bien distintas de nuestro Estado, tan solo la diferencia generacional entre ambos devela que estamos ante transformaciones más profundas y que hay una evolución. Por ahora alegrémonos, es la emoción correcta cuando la libertad se abre paso. A más ver.

 

Claudia Almaguer

Twitter: @Almagzur

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