Ángel, un mexicano de 43 años de edad, abrió involuntariamente un debate en El Vaticano luego que el Papa le impuso las manos en plena Plaza de San Pedro, un gesto que para algunos especialistas fue un exorcismo.
Todo ocurrió el domingo 19 de mayo al finalizar la misa de Pentecostés, cuando el obispo de Roma se acercó a un grupo de enfermos entre los cuales se encontraba un muchacho en silla de ruedas acompañado por un sacerdote, quien se dirigió al pontífice.
Tras escuchar al presbítero, el Papa comenzó a orar mientras imponía con fuerza las manos sobre la cabeza del hombre, que al mismo tiempo se movía y convulsionaba. Cuando concluyó la persona también se tranquilizó.
La escena, que había pasado desapercibida en un principio, fue calificada como “un verdadero exorcismo” por la televisión de los obispos italianos (TV2000), que transmitió las imágenes este lunes anticipando que iba a abordar el argumento en su programa “vade retro” del viernes 24 de mayo.
Pero la noche del mismo lunes el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, declaró: “El Santo Padre no pretendía hacer ningún exorcismo”.
“Pero, como hace con frecuencia con las personas enfermas y con los que sufren, ha querido sencillamente rezar por una persona que sufría y que le habían presentado”, añadió el vocero.
No obstante el desmentido del sacerdote jesuita y las disculpas públicas del director de TV2000, Dino Boffo, el famoso exorcista Gabriele Amorth insistió que aquella oración del Papa había sido un exorcismo con todas las de la ley.
“No se por qué existen jerarcas del Vaticano que han dicho que no fue un exorcismo. Este es un buen joven, golpeado por este sufrimiento por el cual tiene dentro de sí a cuatro demonios”, indicó el sacerdote en declaraciones a la Radio Rai.
Amorth ofreció algunos detalles y aseguró que el poseído es de nacionalidad mexicana, se llama Ángel y tiene 43 años de edad, está casado y tiene hijos. Sostuvo que él mismo lo está tratando, para lo cual realiza cotidianamente diversos exorcismos.
“Podemos decir que (el Papa) le hizo un exorcismo, porque un exorcismo es aquello que uno hace poniendo las manos sobre la cabeza de la persona y rezando, sin necesidad de recurrir a fórmulas escritas”, explicó.
Amorth dijo que “la posesión es una venganza del demonio contra los obispos mexicanos, porque ellos no se opusieron al aborto como debían. Este joven será liberado sólo cuando estos obispos mexicanos se arrepientan, hagan penitencia por no haber intervenido”.
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