Luis, convertido a sus 29 años en un veterano de la guerra en México, hoy tiene una causa distinta qué defender: la de los ucranianos, y espera instrucciones en la ciudad de Lviv para sumarse a los combates contra los rusos.
La foto de una mujer embarazada saliendo de un hospital bombardeado por los rusos le hizo tomar la decisión, de acuerdo con un reportaje del diario estadounidense The New York Times, que señala que Luis es uno de las decenas de miles de voluntarios que, inspirados mayoritariamente en lo que han visto en redes sociales sobre la guerra en Ucrania, decidieron sumarse a la lucha en contra de la invasión rusa.
El ministro ucraniano de Relaciones Exteriores, Dmytro Kuleba, dijo que más de 20 mil personas de 25 países se han ofrecido como voluntarios para combatir.
Luis, identificado sólo por su nombre ante el temor de que a su regreso a México pueda ser juzgado por combatir para un ejército extranjero, es uno de ellos. Hace una década, combatió a los cárteles de la droga en México, pero después se retiró y se convirtió en fotógrafo de eventos en la ciudad de Chihuahua, según él Times. Era, principalmente, fotógrafo de bodas. Hasta que, tras el inicio de la invasión, se encontró en Reddit una foto de la agencia de noticias Associated Press que mostraba a una mujer embarazada herida tras un ataque ruso en un hospital de maternidad en Mariupol. Aunque Rusia aseguró que el lugar ya no funcionaba como maternidad, sino como una base, las evidencias indican que sí se atendía a mujeres embarazadas allí.
Luis leyó que la mujer y su bebé murieron. “Vi el rostro de mi hermana en esa mujer”, dijo al Times. “Todavía no tengo hijos, pero me imaginé cómo se sentía el padre del bebé, cómo se sentía la mujer y su familia”.
Así que el mexicano decidió cerrar su estudio, vender sus cámaras y viajar a Polonia, desde donde cruzó la frontera con Ucrania.
Pero a su familia, y a su novia, les dijo que se iba de vacaciones. “Nunca lo entenderían”, explicó.
Ahora está junto con otros voluntarios militares extranjeros en un hostal de Lviv, en el oeste de Ucrania, donde los puso el gobierno ucraniano antes de iniciar el entrenamiento.
El Universal