En estos días de festividades cristianas y de la elección de un nuevo Papa, la población mexicana muestra bastante apego a los dogmas y verdades católicos. Su práctica religiosa en sacramentos, actos litúrgicos y demostraciones de fe cumple con ciertos mínimos sin ser necesariamente escrupulosa. En cambio, existe un menor compromiso para comportarse de acuerdo con las reglas morales establecidas por la doctrina de esta religión, según se concluye de la última encuesta telefónica nacional BGC-Excélsior.
La existencia de Dios es plenamente asumida por 84% (Gráfico 1) de los mexicanos, independientemente de su credo religioso. Los principales dogmas y verdades de fe de la Iglesia católica son creídos plenamente por la mayoría absoluta de la población con teléfono en su vivienda, la cual fundamentalmente se considera de esta religión (80%).
En especial, se cree totalmente en la existencia del Espíritu Santo (78%), en la resurrección de Cristo (75%), en los milagros (69%) y en la virginidad de María al dar a luz a Jesús (69%).
Algo menos acreditadas aparecen la creencia en el infierno (cree totalmente, 50%), la vida después de la muerte (58%) y el paraíso celestial (59%). Una verdad de fe definitoria de la religiosidad católica mexicana como lo es la Virgen de Guadalupe es aceptada completamente por 71%.
La práctica religiosa católica, reflejada en recepción de sacramentos, asistencia a actos litúrgicos o la oración tiende a ser relevante, aunque no necesariamente estricta. En cuestión de sacramentos de iniciación, casi sin excepción los católicos manifiestan haber sido bautizados, confirmados y haber realizado la primera comunión. A su vez, ocho de cada diez casados por lo civil lo hicieron también por la Iglesia. Los actos litúrgicos considerados mínimos como asistir al templo presentan bastante frecuencia. Un tercio de los católicos dice ir al templo al menos una vez a la semana (Gráfico 2) y una cuarta parte lo hace dos o tres veces al mes. Algo más de la mitad (55%) (Gráfico 3) afirma rezar a diario.
Algunos rituales y obligaciones en festividades católicas son seguidos por sectores significativos de los creyentes de esa fe. Así, por ejemplo, en Cuaresma cinco de cada diez reconocen que siempre en esa época toman ceniza cuando corresponde (Gráfico 4) y se abstienen de comer carne en vigilia. En cambio, la asistencia a una procesión de vía crucis o a la misa de vigilia pascual es bastante más excepcional. Sólo cerca de la mitad de los católicos (46%) (Gráfico 5) considera la Semana Santa como un tiempo de penitencia y acercamiento a su fe, en tanto que para un tercio es época para vacacionar o descanso.
Se presenta menos confluencia de los mexicanos con las disposiciones católicas en las cuestiones de la moral cristiana y del funcionamiento de la propia Iglesia. Rara vez se expresa un amplio consenso en algún campo y lo más común es la división de opiniones. En el tema de la vida como dominio dependiente de la voluntad única de Dios, pese a que existe conformidad con el rechazo al aborto (74%) (Gráfico 6), se tiende a aprobar la eutanasia (a favor, 54%) y la población se parte por mitades al opinar sobre la pena de muerte.
Preceptos de la moral católica sobre sexualidad y el matrimonio distan de ganar amplio apoyo social. Por ejemplo, el uso de anticonceptivos está notoriamente respaldado por la gente (a favor, 89%). Asimismo, la posibilidad de relaciones sexuales antes del matrimonio divide posiciones (a favor, 49%; en contra, 42%). La indisolubilidad del matrimonio no atrae muchos adeptos, pues la mayoría está en contra de la prohibición del divorcio (61%), aunque sí se coincide con el impedimento para que una persona se pueda casar más de una vez por la Iglesia (65%). Sobre el matrimonio homosexual, aunque 52% se opone, 41% lo acepta. También las reglas sobre el oficio sacerdotal enfrentan posturas divergentes entre la población. La mitad ve con buenos ojos la posibilidad del sacerdocio femenino (48%), con 40% en contra. A su vez, mientras 51% rechaza que los sacerdotes puedan casarse, un significativo 41% aprueba esa eventualidad.
Al Papa no se le ve como un ser infalible al establecer posturas de la Iglesia en asuntos de fe y moral. La mayoría de los católicos cree que el Sumo Pontífice puede equivocarse (89%)
(Gráfico 7).
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