México depende de la importación de maíz transgénico: más de la mitad del consumo nacional proviene de EE. UU.

Aunque México no permite la siembra comercial de maíz transgénico en su territorio, el país se ha vuelto cada vez más dependiente de la importación de este maíz modificado, en su mayoría de Estados Unidos. Aunque no se cultiva localmente, se compra una gran cantidad al extranjero.

Además de Estados Unidos, también llega maíz genéticamente modificado de Brasil y Argentina, países que compiten por ser los mayores exportadores a nivel mundial, según Juan Carlos Anaya, director del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).

El año pasado, las importaciones de maíz amarillo transgénico rompieron récords, alcanzando los 23.8 millones de toneladas, lo que representa más de la mitad del consumo nacional de este grano, que es de alrededor de 47.47 millones de toneladas anuales. Esta situación preocupa a Álvaro López Ríos, secretario general de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA), quien lamenta que México haya superado a China como el mayor importador de maíz en el mundo.

A pesar de esta dependencia del maíz genéticamente modificado, México sigue siendo autosuficiente en la producción de maíz blanco, utilizado principalmente para la masa y la tortilla. Grandes productores de estados como Sinaloa y el Bajío abastecen la demanda interna, con una cosecha anual superior a los 19 millones de toneladas.

El gobierno mexicano ha propuesto una reforma constitucional para prohibir la siembra de maíz transgénico en el país, pero expertos opinan que esta medida no aborda adecuadamente la necesidad de aumentar la producción nacional de maíz amarillo para reducir las importaciones.

México, actualmente sexto productor mundial de maíz, ha visto una disminución en su posición debido a la baja en la productividad en comparación con otros países. Para revertir esta situación, expertos señalan la necesidad de promover más la productividad y apoyar a los agricultores con programas adecuados.

Además, la dependencia del maíz importado pone en riesgo la seguridad alimentaria del país, especialmente en un contexto de contingencias internacionales. La FAO recomienda que los países produzcan al menos el 70% de su maíz para garantizar su autosuficiencia.

El sector agrícola mexicano enfrenta una grave crisis debido a la falta de apoyos adecuados, el aumento de costos y la violencia, lo que dificulta la producción de maíz y otros alimentos. Los líderes campesinos piden al gobierno una estrategia nacional para rescatar el campo mexicano y aumentar la producción de maíz en beneficio de la población.

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