La revisión del T-MEC programada para 2026 no será un trámite automático. Estados Unidos dejó claro que la continuidad del acuerdo dependerá de cambios de fondo en temas como seguridad económica, reglas de origen, inversión extranjera y la postura conjunta frente a economías consideradas no de mercado. Así lo expuso el representante comercial estadounidense, Jamieson Greer, durante su comparecencia ante el Congreso.
En ese contexto, una de las decisiones recientes de México fue bien valorada por Washington. El aumento de aranceles a más de 1,400 productos provenientes de países con los que no existe tratado de libre comercio, principalmente de Asia, fue interpretado como una señal de mayor coordinación regional y de compromiso para cerrar espacios a prácticas que afectan al mercado norteamericano.
Greer explicó que una de las preocupaciones constantes de Estados Unidos ha sido el uso del territorio mexicano como vía para evadir aranceles y reglas de origen, especialmente por parte de empresas vinculadas a China. En su evaluación, la medida aprobada por el Senado mexicano responde directamente a ese problema y busca reducir distorsiones dentro de América del Norte.
De acuerdo con el funcionario, el ajuste arancelario forma parte de una estrategia para proteger a la región del exceso de capacidad industrial de economías no de mercado. Para Estados Unidos, este paso representa un avance inicial hacia una alineación más sólida en materia de seguridad económica, uno de los puntos clave que Washington pretende reforzar en la próxima revisión del tratado.
Durante su informe, Greer reconoció que el T-MEC ha generado estabilidad comercial y un aumento importante en los intercambios entre los tres países. Señaló que, desde 2020, las exportaciones estadounidenses hacia México y Canadá crecieron 56 por ciento, lo que refleja un dinamismo relevante en la región.
Sin embargo, también fue crítico al señalar que el acuerdo no ha cumplido por completo con uno de sus objetivos centrales: fortalecer la capacidad manufacturera de Estados Unidos y reducir vulnerabilidades estructurales. Persisten, dijo, déficits comerciales elevados y prácticas que afectan la competitividad estadounidense incluso dentro del propio bloque.
“El T-MEC ha funcionado en varios aspectos, pero no puede considerarse un éxito absoluto”, afirmó Greer, al advertir que, si no se logran avances concretos, su país mantendrá abiertas todas las opciones, incluida la posibilidad de no renovar el acuerdo en 2026.