Ideado por una sola persona, el sueco Markus Persson, el título ha sacudido los cimientos de la industria
La máxima sencillez. Bloques y construcción, lo que siempre funciona con los niños. A primera vista, ningún inversor hubiera apostado por algo tan simple como Minecraft. Pero año y medio después de su estreno (noviembre de 2011), este juego encabeza las descargas de aplicaciones tanto en la tienda de Apple como en la de Google. No es fácil poner de acuerdo a esos dos mundos, de hecho ningún otro juego coincide entre los más vendidos.
La versión para móviles acumula más de siete millones de descargas; las copias para pecés superan los 10 millones y las de la consola Xbox, los seis millones. En total, más de 23 millones de usuarios, una cifra inalcanzable excepto para la serie Call of Duty, una producción multimillonaria en la que intervienen cientos de profesionales y acompañada todos los años por una masiva campaña publicitaria.Minecraft es la creación de una sola persona, nunca ha tenido más publicidad que el boca a boca y su principal arma, frente a la sofisticada tecnología de otros proyectos, es su capacidad para cautivar y desarrollar la imaginación de los que lo prueban.
El autor del fenómeno se llama Markus Persson (Ystad, 1979), conocido en Internet como “Notch”. Su carrera como programador comenzó como la de muchos niños en Suecia, reproduciendo códigos publicados en revistas de informática en su Commodore 128, códigos que contenían pequeños juegos con los que una generación descubrió que podían crear mundos en sus ordenadores.
Ese gusto por la creatividad llevó a Persson al sector del entretenimiento interactivo, primero unos años en King.com, un portal de pequeños juegos, y posteriormente como cocreador de Wurm Online, juego colectivo donde los aficionados trabajan juntos para crear casas, pueblos y murallas con los que sobrevivir a un mundo repleto de peligros. Pero Wurm es demasiado complejo, los jugadores necesitan muchas horas de trabajo conjunto para cualquier cosa.
Notch quería destilar la esencia de ese proyecto en algo más inmediato, algo que reflejara de forma más instantánea la idea de sobrevivir y crear en un vasto mundo digital. Por ello abandonó su puesto y se lanzó en solitario a dar forma a sus ambiciones, una semilla de la que naceríaMinecraft.
De entrada, el juego choca. El jugador se encuentra ante un paisaje cuadriculado formado por grandes bloques cuadrados, un mundo de colores primarios con animales y plantas, completamente virgen en apariencia. Cada vez que se comienza una nueva partida, se genera aleatoriamente un mundo único, ocho veces mayor que la superficie de la tierra, un colosal escenario con ríos, montañas, cataratas, cuevas subterráneas, desiertos, junglas e incluso dimensiones alternativas, un mundo que explorar y conquistar.
Pronto se descubre que golpeando con el puño a los árboles, consigues madera, con esa madera se puede construir una mesa de trabajo, y con la mesa puedes usar más madera para crear picos, palas, espadas y otros utensilios. Con la pala puedes excavar en la tierra, bloque a bloque, mientras que con esos bloques puedes construir paredes, techos y cualquier otra edificación.
Mientras aprendes los fundamentos, la noche cae y el antes idílico paisaje se convierte en una oscura pesadilla en donde arañas gigantes, zombis y otras criaturas indeseables pueden acabar con nosotros si no estamos adecuadamente refugiados. Esta es solo una de las variantes del juego, el modo supervivencia.
Pero Minecraft es también una herramienta de construcción, un Lego virtual en el que los jugadores que no están interesados en el peligro pueden dedicarse exclusivamente a crear. Usando bloques de piedra, de cristal, de arena y otros muchos materiales, los aficionados pueden crear casas y castillos, reproducir ciudades, erigir estatuas y reproducir cualquier escenario que deseen. Varios jugadores pueden conectarseonline y compartir mundos, trabajando en proyectos conjuntos. Periódicamente aparecen auténticas gestas creativas como la reproducción fidedigna de Desembarco del Rey de Juego de Tronos o Minas Tirith de El Señor de los Anillos. Su capacidad como lienzo virtual parece ilimitada y las obras de los jugadores son un fantástico escaparate que ha atraído a millones de niños y adultos.
El título sigue progresando en manos de un pequeño equipo fundado por Persson, Mojang. El propio creador, convertido en multimillonario, ha dejado el timón de su creación y se ha embarcado en un nuevo sueño, todavía más ambicioso: crear un simulador espacial.
El tiempo dirá si la sombra del éxito de Minecraft ensombrece el futuro trabajo de Notch, pero nadie podrá quitarle el mérito de haber creado uno de los títulos más importantes de la historia del videojuego.
Con información de: http://tecnologia.elpais.com/tecnologia/2013/04/19/actualidad/1366368661_738316.html