Misoginia de Rigoberto Garza no debe pasar desapercibida en el Senado: Yolanda Pedroza

Eduardo Delgado

En el Senado de la República no pasará por alto la misoginia de Rigoberto Garza de Lira, confió Yolanda Pedroza Reyes, magistrada acosada, hostigada, discriminada y humillada por el aspirante a ser reelecto y seguir siete años más como magistrado en el Tribunal Electoral del Estado (TEE).

En octubre de 2014, el Senado eligió a Rigoberto Garza, Oskar Kalixto Sánchez y a Yolanda Pedroza Reyes, como magistrados y magistrada, por siete, cinco y tres años, respectivamente. Pasado unos meses ambos arremetieron contra su compañera.

En entrevista con Astrolabio Diario Digital, Yolanda Pedroza (reelecta en 2017 por siete años) recordó que el 30 de marzo de 2016, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) acreditó las conductas que les imputó a sus agresores.

En el 2019, recordó, culminado el periodo para el que Oskar Kalixto fue nombrado, este pretendió su reelección y fue rechazado, porque unos años antes la agredió, junto con Rigoberto Garza y el entonces Secretario de Acuerdos, Joel Valentín Jiménez Almanza.

El próximo mes cumple un lustro archivado el expediente en la hoy Fiscalía General del Estado (FGE) y sus agresores no han sido sancionados, circunstancia a la que atribuye la aspiración releccionista de Rigoberto Garza.

Acreditadas las agresiones, opinó, “no es posible que sigan impunes” actos que son del conocimiento del Senado, sin embargo Rigoberto Garza le “apuesta al olvido, pues ha pasado tanto tiempo que piensa que ya se le olvidaron a todos”.

Apenas el pasado jueves, ella comenzó a trabajar en ese órgano sin la presencia de su agresor en las oficinas del TEE.

“Luego de siete años que terminó su encargo se va, pero todavía tiene la insensatez de volverse inscribir”, censuró.

A su parecer, la postulación de su ex compañero muestra su falta de probidad, porque “no reconoce haber cometido actos de violencia”.

Pasado más de cinco años, condenó, “la única sanción que ha tenido ha sido la pública. La opinión pública es la que ha juzgado los actos, pues las instituciones se han mantenido sin resolver ni pronunciarse”.

A pregunta de cómo se siente después de todo, dijo: “Ahorita siento que voy a descansar un poco, porque no es posible que hayan tenido que pasar siete años para trabajar sin mi agresor aquí”.

Sostuvo que no tiene el perfil para ser reelecto, porque en su condición de agresor “no puede juzgar a los demás, ni pronunciase en el tribunal en asuntos de violencia política sin verte a ti mismo”.

“Si eres suficientemente profesional para juzgar e identificar un acto de violencia en los demás, como es qué no lo haya identificado en él. ¿Cómo un violentador califica actos de violencia?”, cuestionó.

Ella, acotó, calló sobre “muchas otras cosas”, en aras de no menoscabar la certeza en las determinaciones del Tribunal; el evitar peleas entre todos “me hizo guardar silencio”.

Además, de que “en su momento fui doblemente violentada por haber abierto la boca. Por prudencia y por protegerme me he quedado callada”, reiteró.

En su momento, rememoró, interpuso ante el TEPJF un incidente de inejecución de sentencia de parte del Senado, pero “dictaron que ya estaba cumplida. ¿Cuándo se ha cumplido?… ni siquiera la Contraloría Interna ejerció ningún acto en contra de ninguno de los tres”.

“Hace poco presenté un amparo”, porque en la Fiscalía “siguen con ese lineamiento de dejar el asunto archivado”, para que “se olvide, pero yo no lo he olvidado; es un compromiso que tengo con otras mujeres, que no tienen esta plataforma para hablar públicamente como la tengo yo”.

Confió en que con la nueva administración estatal “haya por lo menos un pronunciamiento”, para que en el Senado “se le ponga un alto a este señor”, porque no tiene el perfil que constitucionalmente se requiere para impartir justicia: “Honorabilidad”.

“¿Cómo puede brincar ese requisito, con toda esta serie de acusaciones que hay en su contra y que han sido públicas?”, planteó.

Destacó que confrontó a sus agresores de manera frontal y pública, “lo que para mí ha sido un riesgo, porque tengo luego amenazas y ellos están pendientes para ver como tienen una venganza en mi contra”.

Entrevistada vía telefónica, Yolanda Pedroza dijo ver “posibilidades lejanas” de que Rigoberto Garza sea reelecto, porque en el Senado hay ahora “más mujeres” y una comisión de igualdad de género y de derechos humanos.

Las y los senadores “están revisando” los perfiles de los aspirantes y los datos “sobre él no están ocultos; están en la mesa”, en la que son examinados los candidatos.

“Si deciden pasar por alto todos esos hechos, sería doblemente lamentable, pero confío en que el Senado se ajustará al derecho y no lo van a nombrar”, anticipó.

Dijo esperar que tampoco sean electos cualquiera de sus tres subordinados: Enrique Davince Álvarez Jiménez, Nicolás Juárez Aguilar y Jorge Alberto Torres Martínez. Los dos primeros fueron sus secretarios de estudio y cuenta; el tercero secretario particular.

“Porque ellos fueron sus colaboradores en muchos de los actos de violencia que hubo en el Tribunal”, aseveró.

Contra ellos no procedió por la vía legal, explicó, porque solo lo hizo contra “los que lo hicieron de manera muy abierta y muy violenta”, como el ex Secretario de Acuerdos, Joel Valentín Jiménez, quien además “tiene un perfil de violentador que no puede con él”.

“Cuando llegó al tribunal, venía escondiéndose del Poder Judicial por haber golpeado a la esposa”, cuyo incidente fue reportado en una nota publicada en su momento en medios de comunicación, señaló.

En el Tribunal “replicó sus actos de violencia, se regresó al Poder Judicial, donde sigue trabajando impunemente y violentando a más mujeres”, denunció.

Incluso, comentó, “se fue a hacer una maestría a Zacatecas, porque allá nadie lo conoce”. También “anduvo aquí llevando asuntos de violencia política, pero sin aparecer su nombre”.

Pedroza Reyes condenó: “Es muy lamentable que nuestro sistema de justicia esté tan debilitado y falto de profesionalización para identificar la violencia de género, porque muchas mujeres participaron en el proceso electoral y no tuvieron manera de defenderse”.

Por si fuese poco, fueron re victimizadas por instituciones, porque no existe todavía una profesionalización integral de todos los funcionarios y estos no saben qué tratamiento darle a estos asuntos.

“Lo que hacen es recomendarles; ´mejor no hagas nada´, ´no pongas la demanda´, ´arréglate con tus victimarios´, ´platica con ellos, llega a un acuerdo”, señaló.

Enseguida, dijo que por ahora atraviesa “un momento de tranquilidad, de poder llegar a trabajar y no ver a mi acosador y dejar de fingir amabilidad y cortesía”.

Consideró que Rigoberto Garza se aproximó a ella, en una sesión celebrada recientemente, con la intención de proyectar “hacia el exterior una imagen de que se lleva muy bien conmigo, pero eso no es cierto, es una farsa”.

Para finalizar, precisó que mientras no “sepa a quien nombraron en su lugar”, no tendrá la certeza de “trabajar tranquila”.

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