Camilo Morales
No todas las personas tienen el privilegio de contar con una buena salud y que ésta no sea un obstáculo para hacer las cosas del día a día. Existen mucha gente que debe luchar constantemente contra distintas enfermedades y arreglárselas para seguir adelante.
Uno de estos casos es el de Tiago Linck, un joven de 15 años que nació con una malformación congénita y no tiene brazos.
Según información de Razoes Para Acreditar, el adolescente transformó esa capacidad de sobreponerse a la adversidad en la capacidad de comunicar y de motivar a cientos de personas.
Tiago comenzó a dedicarse a ser orador motivacional en la ciudad de Tiradente so Sul, en Brasil, y ha podido proyectar carisma, buena disposición y una sonrisa que no se le borra nunca de su rostro.
Hace poco, y con la ayuda de su característica energía, organizó su fiesta de cumpleaños número 15, la que tuvo muchos invitados, comida, bebidas y hasta baile. En esta oportunidad, Tiago agradeció públicamente a su madre por su apoyo incondicional en todos sus sueños. “Gracias por estar siempre conmigo“, dijo frente a sus invitados.
Su fama ha ido creciendo poco a poco en su ciudad, ya que el adolescente ha tenido la oportunidad de visitar distintas iglesias y eventos solidarios contando sobre su historia y cómo se sobrepone a la discriminación y el rechazo.
Tiago explicó que su familia ha sido fundamental para que él pueda aceptarse tal como es. De hecho, desde muy pequeño le inculcaron la capacidad de autoaceptarse y de ayudar a otros a quererse a sí mismo.
Este joven orador tiene una cuenta de Instagram con más de 31 mil seguidores en donde sube constantemente fotos y videos de cada una de sus charlas, a las que asisten cientos de personas.
Para él su familia también lo ha ayudado a convertirse en una figura pública, ya que gracias al apoyo que le han brindado y a los valores que le traspasaron ha podido enfrentar diversos públicos y enamorar a cientos de personas que lo van a ver a cada uno de sus eventos. “Mis sueños contigo son realidad”, le agradeció Tiago a su madre.
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