El cyberbullying consiste en el uso de redes sociales con el fin de divulgar información para ridiculizar o dejar en evidencia a la víctima por medio de mensajes anónimos, cuentas falsas o suplantación de identidades.
Los agresores usualmente recurren al uso de fotos o videos de la víctima tomados con celulares que pueden reflejar situaciones cotidianas o íntimas que conviertan a la víctima en alguien susceptible a juicios, principalmente adolescentes que a menudo toman decisiones drásticas para poner fin a esta avalancha de abuso.
La última víctima del cyber bullying fue Rehtaeh Parsons, una joven de 17 años, de Cole Harbour, Canadá, quien falleció el pasado 7 de abril debido a las heridas que se provocara un mes atrás al intentar suicidarse.
Dos años antes, Parsons fue violada por cuatro jóvenes. No obstante, ese sólo fue el inicio de una larga serie de maltrato, ya que después de ese hecho, se empezó a distribuir en la red una foto captada al momento de la agresión sexual.
En su momento, la policía jamás presentó cargos contra los delincuentes por falta de pruebas. Sin embargo, la joven sufrió un constante acoso en redes sociales, desde proposiciones de relaciones sexuales hasta insultos.
Lo anterior la obligó a modificar su estilo de vida y mudarse de colegio, pero en internet el acoso permaneció de manera permanente, lo que la llevó a la depresión y, finalmente, intentar suicidarse.
El padre de la adolescente, Glenn Canning, criticó a las autoridades canadienses en una carta publicada por el diario The National. “¿Cómo es posible que alguien deje un rastro digital como éste y que la policía todavía no tenga pruebas del crimen?”
El caso de Parsons no es aislado, y se suma a otros que han tenido las redes sociales como telón de fondo. En octubre del año pasado otra joven canadiense de 15 años, Amanda Todd, se quitó la vida por cyberbullying, dejando un mensaje póstumo en la red de videos YouTube.
Semanas después, Jamal Dewar, un joven rapero norteamericano de 19 años conocido como Capital Steez decidió terminar con su vida. Pese a que se desconocen los motivos de la decisión del joven, su caso mantiene similitud con el de Todd debido a que utilizó las redes sociales como escaparate. En este caso, Twitter.
En México, a pesar de que aún no existen casos en donde las víctimas de cyberbulling documenten su agresión a través de las redes sociales, el tema es un asunto que involucra a gran parte de la población joven del país.
De acuerdo con un estudio de la compañía de seguridad informática McAfee, 47% de las jóvenes entre 12 y 16 años en México ha sufrido algún tipo de agresión a través de las diversas redes sociales.
Por su parte, en lo que se refiere al caso de Rehtaeh, el grupo Anonymous amenazó con poner al descubierto la identidad de los responsables. Sin embargo, dicha iniciativa fue detenida a petición de la familia Parsons. Por lo que los hacktivistas retendrán el nombre de las personas acusadas de haber violado a la joven antes de su muerte.
Finalmente, tuvo que ocurrir algo de esta magnitud para que la policía de Canadá comenzara a recibir nueva información al respecto y decidiera reabrir el caso de Parsons.
Mientras tanto, Anonymous también se pronunció al respecto, responsabilizando también a los adultos y sus reacciones en torno al caso. “Todos crearon este lío y en vez de asumir responsabilidades y arreglarlo lo primero que hicieron ayer por la mañana fue acudir a la televisión y defender sus trabajos. Han enseñado a jóvenes varones en su comunidad un terrible lección: violar es fácil”, manifestó el grupo.
Con información de: http://www.sinembargo.mx/16-04-2013/590033