Un año después de la muerte de la reina Isabel II -que se cumple este viernes- la monarquía británica disfruta del apoyo popular, pero la polémica en torno a los duques de Sussex y el avance de las voces republicanas suponen un claro desafío para el reinado de Carlos III.
Con la muerte de Isabel II el 8 de septiembre de 2022, el Reino Unido dijo adiós a toda una época, marcada por el estoicismo de una jefa de Estado que se negaba a opinar de nada, mucho menos de política, pero que supo navegar entre ese mar de escándalos y controversias de algunos miembros de la familia real.
Tras ascender al trono a la muerte de su madre, Carlos III se apresuró a marcar su estilo para darse un baño de pueblo durante los días del duelo nacional, al bajarse de su vehículo con la reina Camila para saludar a la gente congregada ante el palacio de Buckingham, en Londres, o en la residencia de Holyroodhouse, en Escocia.
Al igual que Isabel II, el rey afronta problemas familiares por las continuas críticas de su hijo menor, el príncipe Enrique, contra la Casa Real, después de que este y su mujer, Meghan, dejasen de trabajar para la monarquía y fijaran su residencia en EU.
“La monarquía representa estabilidad y continuidad, y eso es lo que hemos visto hasta ahora en el reinado de Carlos”, dijo a EFE Robert Hazell, prestigioso experto en derecho constitucional del Departamento de Ciencias Políticas del University College London (UCL).
Las últimas encuestas de opinión muestran que esa continuidad es apoyada por los británicos.
Según un sondeo de la firma YouGov, el 61 por ciento de los consultados dijeron estar a favor de mantener la institución de la monarquía, frente a un 24 por ciento que se decantó por tener un jefe de Estado elegido en las urnas, mientras que el resto no quiso opinar.
YouGov entrevistó a 2 mil 20 adultos en todo el Reino Unido entre el 26 y el 28 de agosto. El 59 por ciento de los entrevistados expresaron su satisfacción por el trabajo de Carlos III, frente a un 17 por ciento que opinó lo contrario.
Aunque el príncipe Enrique se niega a ver a su padre y a su hermano, el príncipe heredero Guillermo, por el mal trato que dice que recibió su esposa, la estadounidense Meghan Markle, Hazell cree que el duque no podrá perjudicar a la monarquía.
“El duque de Sussex -dijo- cuenta con poco apoyo en el Reino Unido, según las encuestas, y ha dejado la familia real, así que es poco probable que cualquier cosa que haga cause más daño”.
Las voces republicanas se escucharon cuando Carlos III fue coronado en la Abadía de Westminster el 6 de mayo pasado. Seguidores de la organización Republic se presentaron con pancartas de rechazo a la monarquía a lo largo del recorrido que hizo el rey en carroza desde el palacio de Buckingham hasta la abadía.
La manifestación se saldó con el arresto del líder de Republic, Graham Smith, y de otros miembros del grupo, a pesar de que se trató de una reunión pacífica de este movimiento en ascenso.
Para adaptar la monarquía a los nuevos tiempos de austeridad, Carlos III ha seguido los pasos de su madre al querer reducir el número de miembros de su familia que trabajan para la institución.
“En los próximos años veremos una gradual reducción en el tamaño de la familia real, de los ‘royals’ que ejercen, porque varios de ellos son ancianos y pronto se retirarán. Carlos siempre ha dicho que quería reducir la familia real”, afirmó Hazell.
El Financiero