Seguro muchos se han encontrado con celosos padres que se ponen locos cada que alguien se atreve a echarle una miradita a su hija… pero esto “roza” lo exagerado.
En Dubai, un hombre prefirió ver cómo su hija moría ahogada a permitir que los socorristas le brindaran ayuda, esto porque no quería que la chica de 20 años fuera tocada por “hombres extraños”…. Según reporta Emirates 24/7, el protector padre forcejeó con los salvavidas que intentaban salvar a la joven; a final de cuentas la chica murió ahogada, ya que –según el conservador progenitor- si alguno de los socorristas tocaba a su hija “sería su deshonra”.
Ahmed Burqibah, subdirector de Búsqueda de la Policía de Dubai y del Departamento de Rescate comentó que es uno de los incidentes más extraños y desgarradores a los que se ha enfrentado en su larga carrera. “Es uno de los casos que nunca podré olvidar. Yo y varias personas que estuvieron involucradas en el caso resultamos conmocionadas”…
Según relata Ahmed, el hombre de origen asiático había llevado a su esposa e hijos a hacer un picnic en la plata: “los niños nadaban, cuando de repente la chica de 20 años comenzó a ahogarse y gritar pidiendo auxilio. “Dos rescatistas estaban en la playa y se apresuraron a ayudarla”… pero no contaban con un obstáculo: “las creencias de este hombre asiático, que consideró que si los hombres tocaban a su hija, entonces sería deshonrada. Eso le costó la vida”.
O el padre estaba muy mamey o los socorristas eran medio torpes… o un poco de ambas. El caso es que cuando los rescatistas dejaron de luchar contra el sujeto, la chica ya se había ahogado. “Él era un hombre alto y fuerte. Empezó a jalonear y se puso violento con los de rescate”, justificó Burqibah. “Les dijo que prefería que su hija estuviera muerta a saber que había sido tocada po extraños”.
“Ella murió, cuando tenía oportunidad de vivir. Especialmente porque los hombres de rescate estaban tan cerca para sacarla del agua”, añadió Burqidah, quien señaló que el padre de la joven fue detenido y en espera de ser procesado.
Fuente: Sopitas