María Ruiz
Neftalí Michel Rubí Espíndola es una joven de 18 años de edad, originaria del municipio de Villa de Reyes.
Su primer encuentro con la música lo tuvo hace siete años al conocer a la asociación civil Música para la Vida, un espacio destinado al desarrollo musical intercultural que cambiaría su entorno por completo y su visión del mundo que la rodea.
El lenguaje musical y su crecimiento como individuo
A sus cortos 11 años de edad Neftalí se vio cautivada por la interacción y la comunicación por medio de la música, sus compases, ritmos y versatilidad, pero fueron los movimientos del arco sobre las cuerdas del violín, según explica, los que la hicieron sentirse vigorosa y la fueron envolviendo en una emoción repleta de bienestar y adrenalina, que a su vez produjeron en ella un inmenso deseo por querer conocer a profundidad este instrumento.
“Me gusta vivir a través de la música y transmitir esas sensaciones hermosas que se conjugan cuando uno comienza a tocar el instrumento. El violín es mágico, puedes sentir cada cuerda y su vibración en cada nota”, mencionó.
Gracias a ello, ahora es una de las integrantes del ensamble de cuerdas de la orquesta de esta asociación que, a través de la vinculación, proyección, producción y fortalecimiento artístico otorga el apoyo necesario para que decenas de niñas y niños pertenecientes a diferentes comunidades de San Luis Potosí puedan continuar con su profesionalización musical.
El camino de enseñanza y aprendizaje ha sido arduo y constante para Neftalí, quien sabe a conciencia que esta práctica artística la dirige hacia la mejora de su identidad como músico.
Sus inicios en Música para la Vida fueron un reto que incluso hoy le implica conocer y entender esta manifestación artística desde un contexto humano identitario repleto de reflexión, porque eso es la música para ella, un proyecto de vida fundamental que no solo le ha ayudado a disciplinarse, sino también le ha proporcionado herramientas vitales para desarrollarse personalmente.
Enseñar para conocer el mundo a través de las experiencias sensibles
Todo esto no sería posible sin la sensibilización y aportes de la planta docente que compone esta asociación quienes, desde una visión integral de enseñanza y aprendizaje le proporcionan a las niñas y niños beneficiarios de este proyecto una serie de conocimientos, hábitos, aptitudes y destrezas para lograr complementar esta experiencia artística musical.
Es así como la música, en su sentido más amplio, se convierte en la trama primordial y esencial para transformar el futuro de decenas de niños y jóvenes.
“Mis maestros no solo nos enseñan a tocar música, sino a interpretarla, a sentirla y a cambiar nuestro alrededor a través de ella. No solo es técnica, sino también emotividad que transforma al ser humano”, señaló Neftalí.
Durante estos ocho años que han transcurrido desde que Música para la Vida se constituyó como asociación civil, se ha beneficiado a un total de 3 mil 800 niñas y niños en el estado que, como Neftalí, se encontraban deseosos de estimular su creatividad y encontrar otras maneras de expresarse.
Una educación musical que tal vez les hubiera costado mucho tenerla a su alcance, pero que, gracias a la disposición de 46 maestros de música, cinco coordinadores, cuatro facilitadores comunitarios y un equipo coordinador, esto se ha convertido en un sueño hecho realidad.
“Siempre tuve gusto por la música. En mi casa hubo mucha versatilidad de sonidos. Yo estaba en la primaria cuando me enteré que existía Música para la Vida. Asistieron tres personas a explicarnos en qué consistía el proyecto. Ahí fue cuando decidí que quería ser parte de esta asociación”.
La música como una herramienta transformadora del ser humano
Es por ello que la música debe ser concebida también como un esfuerzo humano que ayuda a la construcción de la sociedad y que desde esta práctica es factible que se construyan engranajes culturales que permitan a las mentes jóvenes interactuar como individuos consientes, críticos y ávidos de auto conocimiento.
“Para mí la música puede cambiar la vida de cualquiera. A mí en lo personal fue toda una transformación absoluta. Desde que vi a mis maestros tocar me dije que yo quería eso en mi vida, lo necesito”.
Y es que la música para los niños y adolescentes también es una manera de encontrarse y conocerse.
En esta disciplina artística se recrea una conexión que puede ir desde lo comunitario a lo individual, sin perder ningún sentido y, a través del ritmo y la sintonía, se evocan desde las emociones más puras, hasta las más tormentosas e íntimas.
La música no es sólo ritmo y compás, es también encontrar lo sublime en aquella nota nostálgica y sobrecogedora.
Colaboraciones musicales para fortalecer el desarrollo de jóvenes músicos
Todo esto lo sabe Rubén Albarrán, vocalista de la banda mexicana Café Tacvba quien, en el marco del Día Internacional del Agua, compartió un proyecto nuevo con Música para la Vida.
Este proyecto construye colaboraciones con artistas internacionales que comparten con esta fundación su compromiso social.
Un trabajo que comenzó en 2021 mediante el cual se grabó un video clip del arreglo sinfónico de “Agua” una canción de Café Tacvba, encabezado por el director artístico Música para la Vida, Armando Corado Judd. Además, en este proyecto participan 100 niños, niñas y jóvenes, de entre los cuales se encuentra Neftalí.
El encuentro con este icónico artista creó una afectividad musical entre él y quienes conforman este ensamble de jóvenes músicos que, al igual que Rubén Albarrán, buscan por medio de la música la reflexión y el contacto con un mundo afectivo.
La grabación de este video y el proceso que conllevó el arreglo de este sencillo expone tanto la forma intelectual, emocional y estética por la cual debe ser hecha y creada la música.
“Fue un gran honor haber participado y convivido con Rubén. Nos entendimos a través de la música, del trabajo en el estudio y las grabaciones. Sentirnos en el escenario y trabajar recíprocamente con la música fue una experiencia increíble”.
Una colaboración creativa en la búsqueda permanente del cambio social y que contribuyan también a la construcción musical con sentido humano.
Actualmente Música para la Vida cuenta con tres orquestas sinfónicas, dos bandas y un coro en cinco municipios del estado como Ciudad Valles, Villa de Reyes, Matehuala, Villa de la Paz, Venado, así como en la delegación de La Pila. Este trabajo es conscientemente dirigido por el Consejo Directivo que preside el ingeniero Guillermo Pizzuto Zamanillo.