Una tarjeta prácticamente inmaculada. 6-4 y 6-3 en solo 74 minutos de partido contra Steven Johnson. Un aperitivo para una tarde que exigía corrección y evitar cualquier tipo de sobresalto. PretendeRafael Nadal extrapolar el pasado al presente, es decir, regenerarse y volver a ser el que era. Y eso, como se trata de subrayar él mismo, solo se puede lograr desde la óptica de la victoria, granito a granito, escalón a escalón. Después de subir uno en Montecarlo descendió de golpe dos en Barcelona; ahora, en Madrid, busca enderezar el rumbo y qué mejor que una buena puesta en escena, sin dudas ni tembleques.
Comenzó respondón el estadounidense, un primerizo en este torneo, con mucho que ganar y muy poco que perder en su estreno sobre la alfombra roja madrileña. Ubicado en el 54º peldaño del ránking, ofreció algunos brochazos meritorios y el repertorio característico de la escuela moderna norteamericana. Esto es, se fió a su servicio y a la que pudo pegó y se asomó a la red, e incluso se atrevió con unas cuantas dejadas de buen gusto. Sin embargo, su estructura aguantó hasta que Nadal cogió el punto de calor necesario y descifró el camino a seguir.
Y eso que arrancó con un punto de espesura, un tanto incómodo, llegando tarde a algunas bolas y enviando otras fáciles a la red. Eso al principio, cuando también negaba con la cabeza porque algunos asistentes tardaban en tomar asiento cuando se disponía a servir. Todo eso, al principio; después, cogido el ritmo y adivinado el guion que iba a interpretar Johnson, buenas maneras y un grado más frescura, la necesaria al menos para contrarrestar el juego directo del estadounidense y estrenarse con buen pie en Madrid.
Buenas sensaciones con una demostración de templanza y buen hacer del balear
Le alejó Nadal de la línea, no le ofreció golpes francos y atacó una y otra vez su revés de gelatina. Lograda la primera ruptura, con 2-2 en el videomarcador de la Caja Mágica, Johnson bajó el pistón y empezó a jugarse casi todos los puntos a una carta, a un todo o nada que supo paliar el español con un ejercicio de fiabilidad (83% de puntos ganados al primer servicio y 82% al segundo) y varios raquetazos de autor, como un revés paralelo precioso y más adelante otro cruzado, desde el ángulo derecho de la línea de fondo, que botó apenas dos metros después de la red.
Buenos indicios, por tanto. Buenas sensaciones que se prolongaron en el segundo set, resuelto por el de Manacor con otra demostración de templanza y buen hacer. Decantó la balanza en el segundo punto de giro del duelo, break y 4-3 por encima para dejar a la poblada grada de la pista central con un buen sabor de boca. Invitaba la jornada a un buen aperitivo y el triunfo fue un buen bocado para empezar. Espera ahora el italiano Simone Bolelli, un veterano de guerra (Bolonia, 29 años) que ha claudicado las cuatro veces que se ha encarado con el campeón español: Rotterdam (2009), Doha (2010), Roland Garros (2012) y la más cercana, el curso pasado en Basilea.
Serena se salva de milagro
La tenista estadounidense Serena Williams sufrió para lograr el pase a los cuartos de final del Mutua Madrid Open, tras levantar tres bolas de partido ante la bielorrusa Victoria Azarenka, en un partido que se resolvió en tres mangas (7-6(5), 3-6, 7-6(1)) después de casi tres horas de partido, mientras que la rusa Maria Sharapova también se salvó de la eliminación en su encuentro ante la francesa Caroline Garcia (6-2, 4-6, 7-5).
En la reedición de la final de 2012, Williams levantó el encuentro cuando todo estaba en su contra. Con 6-5 y 40-0 desfavorable, la número uno salvó tres bolas de partido de una Azarenka que no fue capaz de templar sus nervios, y que perdió el juego decisivo con tres dobles faltas cuando marchaba 40-30.
Fuente: El País