La invasión de cárteles mexicanos tienen al estado en alerta. El gobernador Greg Abbott ya asignó un histórico presupuesto para reforzar una franja que las autoridades consideran ‘no segura’ para Estados Unidos
Texas está en alerta máxima.
El causante, según las autoridades norteamericanas, es su vecino del sur.
Y es que en los últimos meses, los texanos están viviendo problemas a los que eran ajenos en otros tiempos. Poco a poco han visto amenazada su seguridad.
El miedo ha llegado a tal grado que se han manifestado dispuestos a repeler de alguna manera el que, consideran, es su mayor problema: la penetración de los cárteles mexicanos a su país.
La semana pasada se dio un salto cuantitativo.
El gobernador Greg Abbott firmó una ley para permitir que casi 300 patrulleros sean desplegados la línea divisoria con México. Además, en una situación histórica, destinó una partida de casi 800 millones de dólares.
En una declaración escrita, Abbott dijo que Texas debe mantenerse alerta por la “amenaza” que representan las organizaciones criminales transnacionales.
La reacción no es casual. Se da en el marco de dos acontecimientos muy puntuales:
El ataque a un helicóptero de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza por miembros del cártel de Los Zetas y la revelación de informe que se había mantenido en secreto en el que se habla de la “vulnerabilidad” de la frontera sur.
“Texas no permanecerá inmóvil mientras el Gobierno Federal falla en su misión de hacer su trabajo y asegurar la frontera”, añadió Abbott en su declaración.
El histórico y millonario presupuesto destinado para esto deja claro que la lucha por el territorio texano es una prioridad.
El informe, desclasificado apenas en febrero de este año, detalla que de acuerdo a los documentos de la Comunidad de Inteligencia de los Estados Unidos (US Intelligence Community), una investigación encubierta confirmó que la frontera sur con México no es segura. La investigación detalla que cuatro grandes grupos del crimen organizado mexicano se han alojado en territorio texano.
Y al coctel explosivo de la violencia por la “invasión” de los cárteles, hay que agregarle el factor electoral.
Estados Unidos está en plena carrera por la conquista de la Casa Blanca y los discursos más viscerales en contra de la migración mexicana ya se han puesto sobre la mesa.
El día que anunció su candidatura a la presidencia de Estados Unidos el multimillonario Donald Trump arremetió contra México. Acusó al país de enviar drogas y violadores a través de la frontera.
El excéntrico empresario sabe que las políticas de inmigración son un tema que puede decidir elecciones en estados clave y le apostó fuerte a eso.
Pero también el candidato Jeb Bush lo sabe, solo que su apuesta es opuesta.
Jeb optó por omitir su apellido en el logotipo oficial “Jeb! 2016” y habla en español durante sus discursos.
Hoy más que nunca, México está en la mente de los texanos, aunque no necesariamente por las razones correctas.
El informe secreto
El reporte de una investigación encubierta, realizada en junio del año pasado, detalla que hay amplia e irrefutable evidencia de que la frontera México-EUA no es segura, y la falta de seguridad socava la seguridad pública y nacional en cada región del estado.
“El crimen ha aumentado de manera transitoria, trasnacional, organizada y discreta, y el terrorismo se ha hecho más disperso. Una frontera con México insegura es la vulnerabilidad más significativa del estado ya que proporciona a criminales y potenciales terroristas de distintas partes del mundo una manera confiable de introducirse a Texas y por tanto a la nación sin ser detectados”, señala el documento, desclasificado apenas en febrero de este año.
Esto, refiere, es especialmente preocupante ahora, a la luz de recientes ataques terroristas y esquemas similares alrededor del mundo.
“Siete de los ocho cárteles más grandes de México operan a través de Texas, y tienen enlistadas mafias trasnacionales y a lo largo del estado para apoyar el tráfico y contrabando de drogas y humanos de ambos lados de la frontera”.
El informe señala que estas mafias son responsables de una cantidad desproporcionada de crimen, y amenazan la seguridad y protección de las comunidades del estado.
Y al parecer, los hechos le dan la razón.
En los últimos meses, Texas ha vivido episodios de violencia sin precedentes. El hallazgo de un decapitado, balaceras y secuestros, se han presentado en los condados de esta franja fronteriza.
Para las autoridades norteamericanas esta violencia tiene una explicación muy simple: los cárteles de las drogas se disputan la venta de narcóticos en los condados de Texas.
Fuentes de seguridad texana consultadas por Reporte Indigo, revelaron que los miembros de Los Zetas y Cártel del Golfo están involucrados en la venta de droga al menudeo en varios condados texanos.
“En La Joya, Texas, hubo una balacera. Un fugitivo se atrincheró y duró tres horas así, hasta que lo mataron. Ese caso se manejó como que la víctima era un miembro de la pandilla del ‘Sindicato Texano’, pero en realidad era del Cártel del Golfo.
“El fugitivo era investigado por el asesinato de una persona en Edimburg, por la disputada de la droga”, dijo la fuente.
El factor electoral
Donald Trump entró a la carrera por la Casa Blanca con dos palabras: Drogas y violadores.
En su presentación como candidato del Partido Republicano para la presidencia de Estados Unidos, el empresario multimillonario no tuvo mejor idea que hablar del tema migratorio de manera por demás visceral.
Trump dijo que los mexicanos están enviando gente que tiene muchos problemas.
“Nos están enviando sus problemas”, recalcó, “traen drogas, son violadores, y algunos supongo que serán buena gente, pero yo hablo con agentes de la frontera y me cuentan lo que hay”.
Fuente: Reporte Índigo.