En mi colaboración anterior hablé sobre la deuda que presenta el Hospital Central y en general sobre el tema de Salud en el Estado. Resalté el compromiso de trabajadores del municipio de Tamazunchale con el servicio de salud municipal. Por desgracia, no escribo para comunicarles noticias mejores.
El lunes pasado un hombre proveniente del municipio de Ahualulco cayó al piso de manera abrupta producto de convulsiones en la calle de José María Morelos a unos cuantos pasos de las oficinas de la Procuraduría Agraria en la capital del Estado. El hombre – del cual desconozco su nombre- convulsionaba en el piso cuando fue auxiliado por elementos de la policía quienes solicitaron una ambulancia para atender al ciudadano.
Arribó una ambulancia de la Cruz roja; sin embargo, quienes acudieron para brindar atención médica descendieron de la ambulancia y al ver al individuo, quién permanecía todavía en el suelo, comentaron, palabras más o menos: “es indigente no lo podemos atender”. Dicho esto abordaron la unidad y se marcharon del lugar sin haber atendido a una persona que claramente necesitaba cuidados médicos urgentes.
Esto provocó el enojo y la indignación de los Policías que cuidaban de la persona.
Ahora, ¿La atención médica se encuentra sujeta al arbitrio de los “paramédicos”? ¿Es política de la Cruz Roja no atender a “indigentes”? ¿En verdad son capaces de abandonar a una persona que requiere atención médica sólo por su apariencia? ¿Los juicios a priori son la norma para atender o dejar sin atención a las personas?
Es inadmisible que una institución como la Cruz Roja tenga entre sus empleados a personas tan insensibles y con tan poco respeto por la vida. Su trabajo es precisamente el de socorrer a los ciudadanos no el de prejuzgarlos o abandonarlos. ¿Fue una decisión unilateral o la falta de ética de los “paramédicos” responde a una nueva política selectiva de la Cruz Roja?
Atención médica subordinada a prejuicios. Tanto tienes, tanto vales; nada-parece que- tienes, nada vales.
Y la Cruz Roja no fue la única institución que tuvo una actitud execrable. El Hospital General (Carlos Diez Gutiérrez) del ISSSTE atiende con poco respeto a los pacientes. Ésta semana una amiga comentó a través de Facebook el calvario que vivió para poder ser atendida.
Después de haber sufrido un accidente acudió para recibir atención médica al Hospital. Tuvo que esperar 5 horas hasta que le llamaron para que pasara; desgraciadamente, el especialista ya no se encontraba en el Hospital por lo que tuvo que regresar al día siguiente.
Al día siguiente regresó a urgencias para encontrarse con la persona encargada de tomar los datos y les indica a los pacientes la espera. Pasarían más de 4 horas de espera en asientos, que acentuaban el dolor, para que fuese atendida. ¡Sí, en “urgencias”!
Ella se levantó del asiento para preguntarle, al recepcionista que responde al nombre de Víctor, si el médico demoraría más para atenderla
Él la miró, le dio una mordida a su comida antes de responder y le dijo en tono molesto: “El doctor está en consulta, siéntese y espere a que le llamen”.
Ya en consulta con el ortopedista la envío de regreso a urgencias para que se le administraran analgésicos y desinflamatorios; porque, de acuerdo con el médico, la doctora que le atendió inmediatamente después del accidente no lo hizo de forma correcta y de nada sirvió que le administrara sólo 1 hora de analgésicos.
Al llegar de nuevo a urgencias tuvo que sentarse en una silla con la medicación; por ésta razón, comenzó a dormirse y, ante la insistencia de un amable enfermero llamado Efraín, le hicieron el “favor” de pasarla a una camilla para evitar que se cayera.
Y eso no fue todo; a pesar de ser diabética le negaron alimentos aduciendo que ellos no sabían que alimento le podían dar a un paciente con diabetes,
Así es, en un hospital, no se encontraba nadie capacitado para proporcionarle alimentos adecuados a un paciente con diabetes.
En fin que a las 4 horas de estar recibiendo el tratamiento que, según le dijeron tendría que durar 8 horas, la cama que ocupaba era requerida para atender a otra persona así que le suspendieron los medicamentes y dieron el alta sin consultarlo con el especialista.
Cada año nos dicen en todos los niveles de gobierno que el país está avanzando que en materia de Salud, que se construyen más hospitales y mejor equipados. Se nos dice; también, que se capacita a todo el personal y en todas las áreas para brindar un mejor servicio; sin embargo, los ciudadanos debemos enfrentarnos todos los días a burocracias groseras, debemos soportar vejaciones y faltas de respeto para recibir la solución al problema que nos aqueje sea médico o no.
Si el sistema de Salud público fuese tan bueno como cada año nos presumen que es ¿Por qué se siguen costeando seguros privados para que la clase política y sus familias sean atendidos en instituciones privadas?
¿Quién vigila y/o sanciona a éstos empleados?
Es alarmante la deshumanización que permea todos los espacios en éste país. ¿Hasta cuándo dejaremos de ser los ninguneados para exigir trato digno?
Jaime Nava.
Twitter: @JaimeNavaN