“Ni siquiera sé si lo busqué o él me encontró”, afirma “Beto”, un hombre VIH+, “no una víctima, mucho menos un simple folio”.
En este sentido, a través de una carta expuso su sentir sobre el virus, cómo se sobrepone a esta situación y el orgullo que siente de sí mismo.
Este es el texto íntegro de su sentir.
A 30 años. El VIH apareció en mi vida y en el resto del mundo como un balde de agua fría. Llegó sin hacer ruido, colándose cual brisa de verano. Ni siquiera sé si lo busqué o el me encontró; me transformó en lo que soy. No lo puedo describir, porque sencillamente no lo entiendo, es una avalancha de emociones sin imagen ni palabras. Sólo puedo decir que la seroconversión es un remolino que te eleva dando mil vueltas y te suelta en el aire para caer desconcertado en el mismo lugar donde te ha cogido.
Soy potosino, amante, padre, amigo, sincero, trabajador, estudiante, activista, soy VIH+, no sólo una cifra acumulada en una estadística, ni tampoco una victima, mucho menos un simple folio. Tengo nombre y derechos; un sobreviviente con rostro e historia. Vivo feliz, orgulloso de mi condición, cada vez mejor. Querido lector hoy te digo sencillamente ¡No pasa nada!
Besos y abrazos, Beto.
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