La procuradora Ernestina Godoy informó que la muerte del universitario ocurrió horas después del plagio, mientras que la necropsia revela que estuvo cautivo durante cuatro días y luego murió por asfixia
El caso del secuestro y asesinato del joven Norberto Ronquillo ha conmovido a la Ciudad de México y al país, por tratarse de un estudiante destacado a punto de recibirse como licenciado.
Además de que justo un día antes de tomarse la foto oficial ya era esperado por sus captores afuera de la escuela, a quienes se les pagó un rescate y, pese a ello, lo terminaron matando.
El caso ha tenido hasta ahora algunas contradicciones.
Cuando la propia procuradora capitalina, Ernestina Godoy, salió a ofrecer una conferencia de prensa por el caso aseguró que el estudiante murió momentos después de que sus familiares realizaron la negociación y entrega del rescate.
Es decir, que Norberto habría fallecido en las primeras horas del pasado miércoles, pese a que los peritajes sostienen que el deceso ocurrió el pasado sábado.
Según exámenes realizados por el Instituto de Ciencias Forenses (Incifo), al joven lo tuvieron cautivo por cuatro días y luego lo mataron. La necropsia reveló que murió por asfixia y tenía la nariz fracturada.
Por otra parte, Godoy defendió el trabajo de la Policía de Investigación, en momentos en que las autoridades federales están revisando la manera en la que actuaron.
Y es que la familia de la víctima solicitó la intervención de la Fiscalía General de la República (FGR) ya que consideran que la procuraduría local no actuó de manera inmediata luego que se enteró del secuestro, por lo que piden “agentes investigadores eficientes”.
Por mientras, la Procuraduría General de Justicia local (PGJ) ordenó una indagatoria exhaustiva a elementos de la Fiscalía Antisecuestro, pues no dudan en que hubiera alguna colusión con los secuestradores.
Lo anterior, para descartar que los especialistas en el tema no hayan actuado conforme lo indica el protocolo en caso de secuestro y dejaran pasar tiempo importante para la investigación.
EL UNIVERSAL