El Alzheimer es una enfermedad que impacta profundamente no solo a quienes la padecen, sino también a sus familias y a los sistemas de salud del mundo entero. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) estima que el número de personas afectadas se duplicará cada 20 años, alcanzando los 115 millones de casos para 2050.
En medio de esta preocupante situación, un nuevo estudio ha despertado esperanzas: investigadores analizaron el uso del litio como posible tratamiento, mostrando resultados positivos en ratones con síntomas de Alzheimer. La investigación fue publicada en la revista Nature y ha llamado la atención de la comunidad científica por su potencial para revertir daños en la memoria.
El hallazgo es relevante porque, a diferencia de los tratamientos actuales que solo alivian los síntomas, este compuesto de litio podría modificar el curso de la enfermedad. Específicamente, se observó que los ratones mejoraron su función cognitiva después de recibir litio, incluso en pruebas estándar como el laberinto acuático de Morris.
Además de su efecto en la memoria, el litio mostró capacidad para reducir proteínas amiloides y tau, asociadas con el deterioro cerebral que provoca el Alzheimer. En el estudio se compararon dos tipos de sales de litio: una inorgánica (LiC) y una orgánica (LiO). Esta última mostró mayor afinidad con las placas amiloides humanas Aβ1-42, lo que indica un efecto más potente.
Estos avances son especialmente importantes porque los tratamientos actuales, incluidos algunos fármacos anti-amiloides aprobados recientemente, tienen efectos secundarios como hinchazón o hemorragias cerebrales, y su eficacia sigue siendo limitada. Frente a esto, el litio podría abrir una vía terapéutica menos invasiva y más efectiva.
La OPS también destaca la importancia de aplicar medidas preventivas. Aunque aún no hay una cura, sí existen acciones para retrasar el deterioro. Entre ellas: mantener un estilo de vida saludable, realizar actividad física, evitar el alcohol y el tabaco, cuidar la alimentación y mantenerse mental y socialmente activo.
Otro factor importante es el diagnóstico temprano. Detectar la enfermedad a tiempo permite iniciar tratamientos y cuidados que mejoran la calidad de vida. También es clave eliminar estigmas sociales que dificultan que las personas busquen ayuda.
El estudio de Nature no solo aporta nuevas ideas para combatir esta enfermedad, sino que subraya la necesidad urgente de seguir invirtiendo en investigación científica. En 2010, el costo económico de la demencia ya alcanzaba los 604 mil millones de dólares. Se espera que esta cifra aumente incluso más rápido que los casos.
La posibilidad de que el litio actúe en etapas tempranas del Alzheimer, incluso antes de que aparezcan los síntomas, es una puerta abierta a un futuro con mejores opciones de tratamiento. Esto permitiría frenar o incluso evitar el avance de la enfermedad, una meta que científicos y familias de pacientes llevan décadas persiguiendo.