Donald Trump estuvo ayer en el “límite” de la polémica: la frontera entre Estados Unidos (EU) y México.
Trump, aspirante republicano a la presidencia de EU, viajó a Laredo, Texas, donde reiteró que es necesario construir un muro que divida a ambos países e impida la llegada de inmigrantes indocumentados porque hay un “tremendo peligro”.
“Hay un gran problema con los ilegales que están pasando (por la frontera). En ciertas partes necesitas una pared”, manifestó ayer en conferencia de prensa.
“Un muro en la frontera nos ahorraría muchísimo dinero. Tenemos que levantar un muro”.
A la llegada del magnate a la ciudad, donde más del 90 por ciento de la población es de origen latino, activistas protestaban en contra de sus comentarios racistas en los que acusa a México de mandar “criminales, violadores y drogadictos”.
Además, una reciente encuesta de Univisiónmuestra que el 79 por ciento de los estadounidenses con raíces hispanas creen que los comentarios de Trump son ofensivos.
Aun así, el empresario de bienes raíces afirmó ayer que ganará el voto latino.
“Yo creo que ganaré el voto hispano. A lo largo de los años, miles y miles de hispanos han trabajado para mí y ahora trabajan para mí, y la relación es muy buena”, insistió.
Ni la ‘migra’ ni Laredo lo respaldan
Pero Trump, quien lidera las encuestas de los republicanos presidenciables, no contó con el apoyo de la Patrulla Fronteriza.
Aunque el empresario esperaba reunirse con los oficiales, la entidad local del Consejo de la Patrulla Fronteriza Nacional emitió un comunicado al diario USA Today en el que descartaba tener cualquier vínculo con el precandidato.
“Para ser claros, ningún respaldo se discutió nunca para ningún aspirante presidencial”, indicó el agente Héctor Garza.
Trump acusó a políticos de Washington de reprimir a los oficiales migratorios, pero el “city manager” o gerente de la ciudad de Laredo, Jesus Olivares, también manifestó su rechazo a las ideas que el aspirante tiene sobre la frontera.
“No creemos que sea necesario en este momento (construir un muro). Pienso que hay otras formas en las que podemos trabajar con el gobierno federal”, indicó Olivares a MSNBC.
“La relación que tiene la ciudad de Laredo con el gobierno federal y sus agencias de aplicación de justicia es tremenda”.
Henry Cuellar, congresista demócrata de Laredo, expuso a la revista Time que el problema de Trump es que no invita a un debate serio sobre migración.
“Si dijera que tenemos que trabajar en seguridad fronteriza, muchas personas, incluyéndome a mí, estaríamos de acuerdo con él, pero esas palabras (que usa) son muy fuertes y simplemente nos ofende ese tipo de lenguaje”, afirmó Cuellar.
Obama le pone el ejemplo
Mientras Donald Trump insiste en su muro y en el peligro que representan los migrantes ilegales, la administración del presidente Barack Obama prepara medidas que salvarían de la deportación a cerca de 10 millones de indocumentados.
The New York Times reveló ayer que la gestión de Obama planea una serie de programas que protegerían a cerca del 87 por ciento de los 11 millones de indocumentados que viven en EU, según el Instituto de Política Migratoria.
Esto significa que los agentes migratorios concentrarán sus esfuerzos en deportar a los indocumentados que tengan un historial criminal o que recién llegaron a EU, que sólo representan un 13 por ciento del total, es decir, 1.4 millones de personas.
Esta medida contrasta con las declaraciones de Trump sobre los inmigrantes ilegales y “criminales” que arriban a EU.