En la región que rodea a una joven estrella, las partículas de polvo pueden crecer por acumulación y llegar a formar cometas, planetas y otros cuerpos rocosos
El Observatorio Austral Europeo (ESO) publicó hoy una imagen de la región que rodea a una joven estrella en la que las partículas de polvo pueden crecer por acumulación y llegar a formar cometas, planetas y otros cuerpos rocosos.
La formación, conocida como “trampa de polvo”, ha sido descubierta gracias al telescopio ALMA, situado en el desierto de Atacama (Chile), y ha permitido a los astrónomos esclarecer las incógnitas sobre el modo en el que las partículas de polvo crecen hasta formar cuerpos mayores, según explicó ESO en una nota.
Hasta ahora los científicos conocían la existencia de otros cuerpos alrededor de las estrellas, pero todavía no se había arrojado luz sobre la manera en la que éstos se formaban.
Los modelos informáticos sugieren que los granos de polvo crecen tras chocar y quedarse pegados aunque es posible que, cuando estos granos alcanzan un tamaño mayor, choquen de nuevo a grandes velocidades y, por lo general, se rompan en pequeños pedazos.
Incluso cuando esto no ocurre, los modelos muestran que los granos de mayor tamaño se moverían rápidamente hacia el interior debido a la fricción entre el polvo y el gas y caerían sobre su estrella anfitriona, sin darles la oportunidad de seguir creciendo.
Es por ello por lo que, de algún modo, el polvo necesita un refugio seguro, una “trampa de polvo”, en el que las partículas puedan seguir creciendo hasta que sean lo suficientemente grandes como para sobrevivir por sí solas.
Se había sugerido con anterioridad la existencia de estas regiones pero no ha sido hasta ahora, con las observaciones de ALMA, cuando se han obtenido pruebas tangibles para constatarla.
El equipo de astrónomos descubrió que la estrella estaba circundada por un anillo de gas con un hueco central, que constituiría lo que es “una especie de factoría de cometas”, según explica la autora principal del artículo en el que se recogen estas conclusiones, Nienke van der Marel, y que publica la revista Science.
“Las condiciones son las adecuadas para que las partículas crezcan desde un tamaño milimétrico hasta un tamaño cometario pero no es probable que el polvo forme planetas a esa distancia de la estrella”, señala Van der Marel.
Según apunta, en un futuro no muy lejano ALMA podrá observar esas trampas de polvo más cerca de la estrella anfitriona, en las que están en funcionamiento los mismos mecanismos.
“Este tipo de trampas de polvo sí serían la cuna de planetas recién nacidos”, declaró la autora principal del estudio.
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