Marcela Del Muro
Irma era una mujer alegre, entusiasta de la vida y la religión, solidaria con sus amigas y personas cercanas. El pasado miércoles, aproximadamente a las ocho de la mañana, fue atropellada por una camioneta Mazda mientras cruzaba la calle de Guajardo, esquina con Allende, en pleno Centro Histórico. El cuerpo de la señora mayor, que murió en la vía, quedó tendido a varios metros de su andadera, que la ayudaba a caminar por su barrio.
José Gutiérrez conoció a la señora Irma, era clienta de la tortería donde trabaja, Tortas El Rey. El señor comenta que la mujer que la atropelló iba mirando el celular.
Don José también usa una andadera para caminar diariamente por las calles del Centro y dice que se le complica subir las banquetas. Ese lapso de tiempo y maniobra que hace el anciano para incorporarse en la acera, también es un riesgo constate para su integridad. “Los carros no se frenan, no les importa cómo vengas caminando, te avientan el carro”, señala.
Los vendedores del puesto de tacos de harina, localizados en la esquina donde atropellaron a la señora Irma, comentan que es una intersección complicada. “No, no es normal que atropellen, pero siempre hay accidentes porque no se fijan”, comenta el muchacho y señala a un carro blanco sobre Guajardo que, por poco, se impacta contra una camioneta que venía sobre Allende.
Octubre ha sido un mes violento para los adultos mayores que se mueven por la ciudad, principalmente en el Centro Histórico. Los siniestros viales en este mes han afectado más a las personas mayores, según una base de datos hemerográfica realizada por Astrolabio, que consultó cinco medios de comunicación y tres páginas de medios en Facebook y X, documentando los atropellamiento de peatones, ciclistas y motocicletas durante el último cuatrimestre en San Luis Potosí y Soledad de Graciano Sánchez.
Este análisis hemerográfico explica los contextos y, aunque no garantiza que las cifras de siniestros sean precisas —muy probablemente los atropellamientos fueron muchos más en este mes—, demuestra el alto nivel de mortalidad que enfrenta un peatón, ciclista o motociclista que es atropellado en la ciudad. Una ciudad violenta, cuya infraestructura vulnera el derecho a la movilidad de las personas que ocupamos el espacio público sin utilizar el auto.
En lo que va de octubre, los medios consultados han documentado 10 atropellamientos: cinco de peatones, de los cuales cuatro fueron mortales y uno resultó gravemente herido, aunque se desconoce su estado actual; dos ciclistas atropellados, ambos heridos; y tres motociclistas, uno muerto y dos heridos. Es decir, de la muestra documentada en octubre, el 50 por ciento de los casos de atropellamiento fueron mortales.
De estos 10 siniestros, tres víctimas fueron adultos mayores que caminaban o circulaban en bicicleta por el Centro de San Luis Potosí, de los cuales dos murieron: el ciclista fue atropellado el mismo día que la señora Irma, 23 de octubre, cuando intentó atravesar avenida Universidad sobre la calle Hogar del Niño, el hombre resultó herido; el otro caso sucedió el 3 de octubre, frente a las instalaciones de la Fiscalía General del Estado, un anciano fue atropellado por un camión urbano mientras cruzaba el Eje Vial.
En octubre se registró el pico de casos de atropellamientos de adultos mayores, según la base de datos. En agosto se documentó un atropellamiento en la carretera a Zacatecas que dejó a dos viejitos heridos y en septiembre se habló de la muerte de una anciana en la calle de Constitución, también en el Centro. En agosto no se registró ningún caso.
Las muertes y lesiones son evitables
El señor Sixto ha caminado el Centro de la ciudad durante 10 años, vendiendo café y avena por las mañanas. El hombre explica que, de unos años para acá, la velocidad y la imprudencia de las personas han provocado muchos accidentes en esta zona de la ciudad.
“Los carros van rápido sin fijarse y los que caminamos tampoco nos fijamos, no somos tan cuidadosos. Pero, los que manejan tampoco se ponen a pensar que están tratando con vidas que no se pueden recuperar”, comenta Sixto.
El vendedor de café cuenta que fue atropellado hace seis años, afuera del mercado República, por una camioneta imprudente que no se detuvo tras el siniestro; el manubrio del diablito en el que transporta sus termos se le encajó en el costado derecho y se le formó una bola, que aún se le inflama.
“Las calles como están construidas siguen sin perdonar los errores humanos”, comenta Josué Santiago, arquitecto, experto en movilidad y uno de los fundadores de la organización Derechos Urbanos.
Santi explica que la zona del Centro es compleja porque hay muchas personas caminando, pero aún son un lugar hostil, donde los peatones se encuentran expuestos todo el tiempo a sufrir algún siniestro. “Vemos que hay semáforos que no tienen tiempos peatonales, hay muchas vueltas continuas, hay calles sin cruces peatonales”, enumera.
Para Santi es fundamental que las autoridades se responsabilicen de construir infraestructura que impida que los siniestros viales tengan consecuencias graves en las personas involucradas, como le pasó a él. A finales de febrero fue atropellado mientras circulaba en bici sobre la lateral de la avenida Salvador Nava con Coronel Romero, hasta ahora no recuerda cómo fue el siniestro que le partió la mandíbula en dos partes y que le ha traído tantas consecuencias físicas a lo largo del año.
El 19 de marzo, activistas y expertos en movilidad presentaron la Ley Santi como homenaje y festejo por la vida de su amigo Josué Santiago, una iniciativa ciudadana de Ley de Movilidad para San Luis Potosí que busca garantizar el derecho a la movilidad en condiciones de seguridad vial, accesibilidad, eficiencia, sostenibilidad, calidad, inclusión e igualdad. “Lo nodal de la Ley Santi es la cuestión de salvar vidas”, explica Santi.
Una ley antipunitivista que garantiza la infraestructura segura
Lois Muñoz, activista, experta en movilidad e impulsora de la Ley Santi, explica que la velocidad es un factor determinante para prevenir lesiones y muertes en siniestros viales. En el caso de la señora Irma, por ejemplo, si hubiera existido alguna barrera física, como reductores de velocidad, muy probablemente el atropellamiento no hubiera provocado la muerte.
“En la calle de Guajardo se juntan varios factores: la falta de visibilidad ocasionada por los coches estacionados, que sea un cruce muy amplio y las banquetas de la zona que son ridículamente estrechas. En esos casos se hacen orejas; es decir, se instalan unas extensiones para evitar intervenir toda la banqueta”, dice Lois. Las orejas son islas de concreto en las esquinas de las aceras, que hacen más angosto el cruce, permiten mayor visibilidad para peatones y conductores, y además son una especie de barrera física que disminuye la velocidad de las vías, aunque no interfieren con los carriles de circulación.
“Por eso, decimos que estos no son accidentes [sino siniestros]; aquí, la falta de cruces peatonales seguros es la causa principal de esta lamentable muerte”, refiere Víctor Hernández, activista, experto en movilidad y creador de contenido en Pedaleando SLP.
El mismo problema de la calle Guajardo se repite y potencializa en el Eje Vial, donde murió atropellado un adulto mayor a principio de mes, por un camión urbano. Víctor explica que por el tipo de vialidad, una vía primaria de tipo principal, el límite de velocidad del Eje Vial es de 50 kilómetros por hora y de 30 en entornos escolares, sin embargo, estos límites no se respetan porque no existe la infraestructura para que la velocidad no sobrepase lo reglamentado.
“El flujo vehicular es controlado por semáforos, pero la considerable distancia entre ellos hace imprescindible contar con cruces peatonales seguros. El siniestro ocurrió a metros de la parada del autobús, un lugar con escasa visibilidad tanto para los peatones como para los conductores”, recalca Víctor.
Según los relatos de los vendedores ambulantes que vieron el siniestro, la falta de visibilidad fue la culpable del atropellamiento. “Un accidente muy trágico, el viejito intentó ganarle el paso al camión, pero no lo vio y arrancó encima de él, pero el viejito se atravesó”, puntualiza una vendedora ambulante.
“La Ley Santi busca dejar de lado el sistema punitivo, basado en la culpa, creando un sistema donde la responsabilidad sea de quien construye la infraestructura. O sea, no quita la responsabilidad de quien atropella, pero la responsabilidad es diferenciada”, explica Santi.
En avenida Universidad, donde atropellaron a un adulto mayor en bicicleta el mismo día que murió la señora Irma, también se excede el límite de velocidad como una constante. Víctor Hernández comenta que es una vía hostil para peatones y ciclistas.
“No existen restricciones que impidan a los ciclistas circular por allí, pero la alta velocidad de los automovilistas hace que muchos eviten la avenida. Esta calle es compartida por ciclistas, camiones de transporte público, el MetroRed y automovilistas, por lo que es necesario implementar medidas que reduzcan la velocidad para garantizar la seguridad de todos los usuarios”, dice Víctor y agrega que es necesario implementar cruces peatonales seguros en las esquinas y también semáforos peatonales.
“Es necesario empezar a hablar que el diseño provoca comportamientos en las personas. Si bien no podemos evitar todos los accidentes, lo que sí podemos evitar es que no sean graves o mortales”, finaliza Santi.