OPORTUNIDAD

OPINIÓN, OPINION

Por Luis Lauro Ramos Rodríguez. @lauroramosr. 


Con la renuncia de Joe Biden a su candidatura para la reelección a la presidencia de los Estados Unidos, el partido demócrata se enfrenta a un desafío enorme: la elección de un nuevo candidato. Esta situación, que se da como resultado de una crisis causada por la falta de competitividad de la propuesta anterior, también puede representar una gran oportunidad.

El próximo candidato o candidata del partido demócrata deberá ser un perfil conciliador,  que pueda unir a las distintas facciones internas del partido y que haga frente a un Donald Trump cada vez más envalentonado, para así dar fuerza y legitimidad a su proyecto. Deberá también ser capaz de generar propuestas contundentes que provengan de las causas sociales que agitan al país y aprovechar estas para volverlas el punto central de las campañas, pues estas hasta ahora se han visto más protagonizadas por los ataques directos y personales que por propuestas certeras sobre lo que cada candidato apoya.  

Con esto en mente, el relevo de Joe Biden no debe ser otro que la actual vicepresidenta Kamala Harris, quien al momento de escribir este texto ya cuenta con el respaldo público de personajes importantes e influyentes dentro de su partido. Más allá del mismo Biden, el expresidente y la ex secretaria de estado Bill y Hillary Clinton ya han suscrito su proyecto, de igual forma que lo hicieron la líder en el congreso Elizabeth Warren y el secretario de transporte Pete Buttigieg. Sumado a esto, Kamala Harris es la única persona que puede disponer de las donaciones hechas a la ahora extinta candidatura de Joe Biden, contenidas en una cuenta que asciende a cerca de cien millones de dólares. 

Pero más allá de las facilidades internas que podrían permitir esta nominación, su candidatura también haría mucho más interesante la contienda contra el candidato republicano. Kamala Harris representa absolutamente todo aquello que Donald Trump rechaza. Es una mujer progresista que ha sido un talismán mediático de la lucha por los derechos reproductivos en Estados Unidos, es partidaria de las energías limpias y adopta posturas mucho más abiertas en cuanto a temas sociales y migratorios. Kamala ya hizo historia en la política estadounidense al convertirse en la primera mujer negra y de ascendencia asiática en ocupar la vicepresidencia, y ahora podría hacerlo también como presidenta.

Esto daría un argumento electoralmente mucho más competitivo, pues permitiría al partido demócrata construir una narrativa más convincente para aquellos electores de los que Trump ha venido perdiendo apoyo, como lo son las comunidades hispanas y afrodescendientes. Además ayudaría a motivar a su militancia a salir a votar en masa, sobretodo en los estados más grandes del país.

La determinación final sobre quién encabezará el nuevo proyecto de los demócratas se tomará a finales de agosto durante su convención nacional. Mientras esto sucede, será interesante ver qué acciones tomará Donald Trump en este tiempo o si intentará modificar su estrategia de campaña de cara al próximo debate presidencial que tendrá lugar en septiembre.

Hasta el próximo lunes.

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