El Radar por Jesús Aguilar
Un triunfo de Trump traería un aumento significativo en las políticas antiinmigrantes y el endurecimiento de medidas en la frontera entre EE.UU. y México. Estas políticas podrían incluir deportaciones masivas y restricciones adicionales a la migración. Esto afectaría directamente la economía mexicana, ya que gran parte de las remesas provienen de migrantes en Estados Unidos. Además, una política más hostil hacia México podría dañar la colaboración en áreas como el comercio, la seguridad, y el manejo de temas de salud pública.
¿Pero qué pasaría si Trump gana con sus compromisos ardiendo y cómo afectaría al país?
De ser acompañada en su gobierno por Trump durante sus años en la presidencia, Claudia Sheinbaum debería adoptar una postura diplomática pero firme para defender los intereses de México.
Esto implicaría:
- Buscar aliados en el Congreso y gobernadores demócratas para mantener puentes de cooperación en temas críticos.
- Fortalecer la relación con países latinoamericanos y la Unión Europea para reducir la dependencia de EE.UU. en asuntos comerciales y diplomáticos.
- Desarrollar políticas migratorias propias para ayudar a quienes regresen o se vean afectados por deportaciones.
La convivencia con un “narcisista maligno”.
La advertencia de los 225 expertos en salud mental sobre el posible “narcisismo maligno” y los síntomas de un trastorno de personalidad grave en Trump agregan una dimensión de imprevisibilidad en su potencial manejo de la política exterior. Esto plantea retos para Claudia Sheinbaum, quien podría necesitar preparar estrategias flexibles para responder a un posible aumento de las tensiones.
Pero ya el régimen actual está tomando medidas, la semana pasada Claudia Sheinbaum comenzó un análisis detallado sobre la posible vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca. El tema fue abordado en profundidad con el embajador Esteban Moctezuma y los empresarios Carlos Slim de Carso y Bernardo Gómez de Televisa. Esto se considera un cálculo estratégico en respuesta a diversas encuestas que muestran al republicano con ventaja sobre Kamala Harris. Un ejemplo destacado en estas conversaciones fue la relación de Trump con los dos principales republicanos de Florida: el gobernador Ron DeSantis y el senador Marco Rubio. Aunque Trump ha criticado a ambos y les ha puesto apodos, se señala una diferencia clave: DeSantis le resulta desagradable, por lo que no le otorgaría ningún puesto, mientras que a Rubio podría llegar a designarlo como secretario de Estado.
Dada la necesidad de establecer un vínculo que aporte estabilidad a la relación bilateral, en el entorno presidencial se está considerando cada vez más la posibilidad de que Jared Kushner juegue nuevamente un papel central, similar al que tuvo como enlace entre Andrés Manuel López Obrador y Trump durante su primera administración.
A diferencia de campañas anteriores, Kushner ha mantenido un perfil bajo en el círculo de Trump, aunque sigue siendo influyente. En intercambios recientes con empresarios mexicanos, descartó asumir un cargo público, especialmente después de que la revista Vanity Fair sugiriera en diciembre que podría ser secretario de Estado si Trump regresara a la presidencia.
Kushner, quien fue asesor senior e influyente en la administración Trump, ha expresado que no desea regresar al servicio público, ya que esto interferiría con sus negocios y quedó con una impresión negativa tras la investigación del Congreso sobre los disturbios en el Capitolio en enero de 2020.
En el Gobierno mexicano, sin embargo, esperan que su postura cambie y apuntan a un objetivo ambicioso: que Kushner sea el próximo embajador estadounidense en Ciudad de México. Este es un puesto crucial, para el cual también se barajan otros candidatos bien posicionados, como algunos senadores republicanos cercanos a Trump y Robert Lighthizer, quien fue representante comercial y renegociador del T-MEC durante la primera administración de Trump, y que ahora también se menciona como posible secretario de Comercio.
La idea de contar con Kushner como facilitador es cada vez más relevante, ya que podría moderar las posturas más hostiles hacia México en el entorno de Trump, especialmente las del compañero de fórmula de Trump, JD Vance, quien ha expresado intenciones de finalizar el muro fronterizo y deportar a millones de mexicanos indocumentados.
Este planteamiento se basa en el papel crucial que tuvo Kushner en la renegociación del T-MEC entre Trump y Enrique Peña Nieto. Gracias a su colaboración con Luis Videgaray, lograron neutralizar al ala más radical de Trump, que pretendía desmantelar el tratado, liderada por asesores como Peter Navarro, quien posteriormente enfrentó problemas legales.
En las conversaciones sobre Trump, se reiteró la importancia de construir una relación personal sólida, ya que, según se le ha explicado a la presidenta, Trump valora más la afinidad personal que las ideas, la trayectoria o las acciones políticas de sus interlocutores.