Pantanos de poder: cuando la alianza se vuelve trampa

El Radar por Jesús Aguilar

Hay alianzas que se construyen para ganar elecciones.
Y otras que, con el tiempo, se convierten en terrenos pantanosos, donde cada paso calculado termina hundiendo a quienes creyeron dominar el terreno.

Eso es hoy la relación entre el Partido Verde Ecologista de México, en su versión gallardista, y Morena en San Luis Potosí: una alianza que dejó de ser funcional para convertirse en una disputa silenciosa por el control del futuro.

La llamada “Ley Esposas” no inauguró el conflicto.
Lo reveló.

I. Adelantar el reloj: la tentación del control total

Desde la ciencia política existe una advertencia reiterada: el adelantamiento excesivo de los tiempos electorales suele ser una estrategia de alto riesgo.

El politólogo Javier Aparicio, investigador del CIDE, ha señalado en distintos análisis que “cuando los actores dominantes buscan cerrar el juego demasiado pronto, suelen provocar efectos contrarios: desgaste anticipado, judicialización y pérdida de legitimidad”.

Eso es exactamente lo que ocurre hoy en San Luis Potosí.

El intento de blindar la sucesión desde ahora responde al temor a lo impredecible. Pero al hacerlo, el poder expone antes de tiempo a propios y ajenos, genera resistencias internas y convierte la política en un ejercicio de supervivencia, no de persuasión.

En ese contexto, figuras como el alcalde capitalino Enrique Galindo Ceballos quedan atrapadas en una polarización que no diseñaron. Y lo mismo ocurre con aspiraciones más opacas, como la del empresario huasteco Gerardo Sánchez Zumaya vinculado a redes del huachicol fiscal cercanas al grupo tabasqueño de Adán Augusto López Hernández, cuya intentona de proyectar a Samantha Portales como candidatura ilustra los efectos perversos del adelantamiento: aventureros estimulados por reglas mal calibradas.

II. Paridad, nepotismo y el límite del discurso

El punto de quiebre político llegó cuando Claudia Sheinbaum fijó postura desde Palacio Nacional.

No fue un matiz técnico. Fue una línea política.

Al advertir que la paridad no debe usarse como instrumento para resolver disputas locales ni como una ley diseñada a la medida, Sheinbaum colocó el debate en su verdadero eje: la frontera entre igualdad sustantiva y manipulación normativa.

Desde la academia, la doctora Flavia Freidenberg, politóloga de la UNAM, ha sido clara en estudios comparados: “las reglas de paridad pierden legitimidad cuando se perciben como herramientas de facción y no como mecanismos de ampliación democrática”.

Ese es el riesgo central del caso potosino: vaciar de contenido una causa legítima para resolver una disputa interna de poder.

III. El Verde responde: músculo, no subordinación

La reacción del PVEM fue inmediata y reveladora.

Desde el Senado, Manuel Velasco defendió la reforma como congruente con el marco constitucional. En el ámbito local, el gobernador Ricardo Gallardo Cardona insistió —con un discurso que raya en la simulación— en que la norma no tiene destinatarios específicos.

Pero el mensaje más nítido vino de Luis Armando Melgar, al advertir que el Verde no aceptará relaciones de sometimiento y que su alianza con Morena no implica obediencia automática.

Ahí aparece la lógica histórica del partido, diseñada por Jorge Emilio González:
aliarse con el partido dominante, cobrar caro el respaldo y conservar enclaves locales, incluso al costo de tensar la relación con el socio mayoritario.

Desde el análisis partidista, el académico Francisco Abundis (ITAM) ha advertido que “los partidos satélite sobreviven no por lealtad ideológica, sino por su capacidad de volverse indispensables en momentos críticos”. El Verde parece actuar exactamente bajo esa premisa.

IV. Un conflicto nacional con epicentro local

San Luis Potosí no es excepción, sino anticipo.

En Quintana Roo, la disputa entre Gino Segura —alineado al Verde y a la gobernadora Mara Lezama— y Rafael Marín, cercano al obradorismo duro y al círculo presidencial, reproduce el mismo dilema: ¿quién define la sucesión dentro de la coalición gobernante?

El verdadero choque, sin embargo, se aproxima en el Congreso federal.

V. 2026: la reforma que amenaza la supervivencia

La reforma electoral anunciada por Sheinbaum —eliminación de plurinominales, reducción de prerrogativas y prohibición estricta del nepotismo— golpea directamente el modelo de negocios políticos del Verde y del PT.

No es un debate de principios.
Es una disputa por dinero, curules y control.

El antecedente de la reforma antinepotismo, pospuesta pese a la voluntad presidencial, anticipa un escenario de resistencia abierta. Como advierte José Antonio Crespo (CIDE): “cuando las reglas ponen en riesgo la supervivencia de los partidos, la negociación deja de ser política y se vuelve existencial”.

VI. Cierre endurecido: el pantano ya está ahí

Visto con frialdad, la “Ley Esposas” no es un error táctico ni una anécdota local. Es el primer síntoma de una ruptura en cámara lenta dentro de la coalición gobernante.

Morena, desde el Ejecutivo, busca redefinir las reglas del sistema.
El Verde, desde sus bastiones locales, explora hasta dónde puede estirar la liga.

El problema es que San Luis Potosí quedó justo en medio.

En política, los pantanos no se anuncian: se descubren cuando ya es difícil retroceder.

Y hoy, en el tablero potosino, cada actor cree avanzar, sin aceptar que el terreno ya no es firme.
Algunos quedarán atrapados.
Otros serán sacrificados antes de tiempo.

Porque cuando una alianza deja de ser vehículo y se convierte en trampa, no gana el más fuerte, gana el que logra salir antes de que el lodo llegue al cuello.

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