PEMEX NO ENTIENDE CON SÁNCHEZ ZUMAYA…

DESTACADOS, OPINIÓN, RADAR

El Radar

Por Jesús Aguilar

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Petróleos Mexicanos (Pemex) atraviesa una crisis financiera profunda. No es broma, tan solo el año pasado, perdió SEISCIENTOS VEINTE MIL SEISCIENTOS CINCO MILLONES de pesos, 620, 605.00. Con una deuda histórica y la continua caída en sus niveles de producción, la empresa estatal parece estar atrapada entre el mar de escándalos, malas decisiones administrativas y, por supuesto, un sistema de contrataciones lleno de opacidad y falta de rendición de cuentas.

Nadie aún ha podido entender cómo su ex director en tiempos de AMLO Octavio Romero, es ahora alfil de Claudia como cabeza de INFONAVIT en medio de otro escandaloso intento de “fortalecer” a este instrumento financiero del estado mexicano como un nuevo desarrollador de vivienda.

Otro de los casos más recientes que ejemplifican esta situación es el de Petro Gesa, empresa propiedad del emergente multi millonario huasteco Gerardo Sánchez Zumaya, quien ha sido señalado por sus presuntos vínculos con una red de empresas fantasmas y operaciones de lavado de dinero.

https://www.reforma.com/el-proveedor-acusado-de-saquear-a-pemex/ar2909324

Pero PEMEX y la 4T parece que no entiende que no entiende, en marzo de 2025, Pemex reconoció una deuda de 23.6 millones de pesos con Petro Gesa, una firma cuyo historial está marcado por esos contratos irregulares y su participación en asignaciones millonarias a pesar de su escaso currículum en el sector.

A pesar de las múltiples denuncias y la falta de una estructura sólida, la paraestatal consintió su vinculación a través de contratos por un monto total superior a los 500 millones de pesos entre 2021 y 2024, lo que revela una clara falla en sus procedimientos de contratación.

Las tremendas preguntas de cómo se convirtió en un magnate en Tabasco, quiso ser incluso candidato a Gobernador de ese estado aún siendo de Tanquián, cómo ha lanzado apuestas perversas en MORENA cuando ha aparecido vestido de guinda e incluso mostrando cercanía con los principales actores, desde la Presidenta Sheinbaum hasta el mustio ahora senador tabasqueño Adán Augusto López, facilitador de su vertiginosa escalada empresarial y política.

La crisis de Pemex y la falta de rigor en los contratos

A lo largo de los últimos años, Pemex ha demostrado una preocupante falta de transparencia en sus procesos de contratación. En lugar de priorizar empresas con un historial comprobado de buenas prácticas y experiencia, la paraestatal ha otorgado contratos millonarios a empresas cuestionadas, sin hacer una debida diligencia para asegurar que cumplen con los estándares mínimos para operar en un sector tan delicado como el de los hidrocarburos.

La fijación ideológica de AMLO en su momento se convirtió en ley, pero su accionar en letra muerta, por su ominosa opacidad y la leyenda negra, que juran miuchos en casos como el de Sánchez Zumaya es absolutamente cínica y evidente, se trata de una pantomima de honestidad empresarial envuelta en un perversísimo saqueo a la paraestatal.

El caso de Petro Gesa es el más reciente ejemplo de esta falta de escrutinio. La empresa, cuyo dueño ha sido señalado de involucrarse en actividades ilícitas, donde ni la FGR ha dicho esta boca es mía, ni las bancadas de su partido y afines se han pronunciado, continúa siendo beneficiaria de contratos por parte de Pemex.

Según un análisis de Ricardo García, académico especializado en políticas energéticas, “Pemex no puede seguir confiando en empresas que no tienen la experiencia ni la capacidad técnica para hacer frente a los desafíos del sector. La falta de una evaluación rigurosa en los procesos de adjudicación deja abierta la puerta a la corrupción y al desvío de recursos”.

De acuerdo con Jorge Sánchez, experto en derecho fiscal y transparencia, “la falta de control en Pemex sobre sus contratos refleja una cultura de desidia que afecta tanto a las finanzas públicas como a la credibilidad de la institución. Pemex necesita urgentemente reformar sus procedimientos de contratación, reforzar los mecanismos de fiscalización y poner fin a las relaciones con empresas de dudosa reputación, como Petro Gesa”.

Un futuro incierto y la responsabilidad del gobierno federal

El caso de Petro Gesa, en el contexto de las continuas acusaciones contra Gerardo Sánchez Zumaya, también pone en evidencia la falta de acción del gobierno federal ante este tipo de escándalos. La presencia de empresas como Petro Gesa en los contratos de Pemex plantea serias preguntas sobre la responsabilidad del gobierno en la supervisión de los recursos públicos.

No es casualidad que ahora Sánchez Zumaya se haya exhibido al lado de Jose Luis Romero Calzada el controvertido “Tekmol”, además de su esridencia compartida, también fluyen en el río revuelto de los escándalos energético, incluso Romero vivió el congelamiento de cuentas por acusaciones de huachicoleo.

Sánchez Zumaya, quien ha declarado sus intenciones de aspirar a la gubernatura de San Luis Potosí en 2027, ha logrado sortear múltiples denuncias sin enfrentar consecuencias reales. Ya va siendo tiempo. La evidencia sugiere que no solo ha operado mediante empresas fantasmas, sino que también ha usado su influencia para asegurar contratos millonarios a su favor. Según el analista Carlos Ramírez, “la complicidad entre empresarios y políticos locales ha sido un problema histórico en San Luis Potosí. El caso de Sánchez Zumaya refleja cómo el sistema político mexicano sigue siendo vulnerable a la corrupción, incluso en los niveles más altos”.

El caso de Petro Gesa no es un hecho aislado; es parte de un patrón más amplio de falta de control y transparencia dentro de Pemex. La deuda millonaria con una empresa acusada de fraude fiscal y lavado de dinero es solo la punta del iceberg de una crisis que involucra tanto a la paraestatal como a actores políticos y empresariales que operan al margen de la ley.

Es imperativo que Pemex reforme sus procesos de contratación y ponga en marcha un sistema de auditoría más riguroso. Además, el gobierno federal debe asumir su responsabilidad y garantizar que los recursos públicos no sigan siendo saqueados por aquellos que buscan enriquecerse a costa del bienestar de la sociedad.

Mientras tanto, la ciudadanía espera que se rindan cuentas y que los responsables, tanto dentro como fuera de Pemex, enfrenten las consecuencias de sus acciones.

Este caso debe ser un punto de inflexión en el que la transparencia, la rendición de cuentas y la lucha contra la corrupción sean prioridad en las políticas públicas, y no meras promesas vacías.

En ése tenor nos quedamos con dos duras preguntas…

¿Cuánto daño le está haciendo a MORENA y a la 4T un personaje como Sánchez Zumaya?

Y en el PAN potosino, ¿qué ductos toca…?

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