¿’Pollo’ populista?

Uncategorized

A raíz del triunfo de Ricardo Gallardo Juárez en la elección de alcalde de la capital estatal, muchos han sido quienes en redes sociales han externado preocupación por la posibilidad de que se estén avecinando ‘tres años de populismo’. ¿Será esto así?

Con la intención de responder –por lo menos con lo poco que se puede por ahora– a esta pregunta, hay que definir qué es populismo, pues en no pocas ocasiones se usa la palabra de forma peyorativa sin tener claro a qué nos referimos. Es, en este sentido, una palabra con rasgos de ‘atrápalo todo’, en la que algunos encasillan simplemente a quien no comulga con sus ideas políticas o sus ideas de en qué debería gastarse el presupuesto. A veces llegando al extremo de considerar ‘populista’ a quien implemente casi cualquier política social.

Así, propongo que por populismo, desde el punto de vista económico, entendamos a la tendencia de algunos gobiernos de gastar más de lo que les es razonablemente posible y sostenible con la finalidad de generar artificialmente una sensación de bienestar en la población y con ello obtener réditos políticos a corto plazo.

Dicho gasto, al exceder lo que sería sostenible de acuerdo con la capacidad de generación de ingresos del gobierno, termina por generar una ‘burbuja’ que a la larga ‘revienta’, dejando los pocos recursos del gobierno comprometidos para el pago de deudas estratosféricas, con lo que la inversión pública cae de forma estrepitosa. Ante esto, muchos gobiernos (nacionales, claro está) recurren a la emisión de moneda, lo que termina despreciándola y generando marcados procesos inflacionarios que afectan directamente la capacidad adquisitiva de toda la sociedad, que paga con ello el bienestar artificialmente creado previo a la crisis.

Tal concepción está, si no mal recuerdo, de acuerdo con lo que plantea el economista Dani Rodrik, uno de los más reconocidos expertos en el mundo sobre el tema.

Pues bien, bajo ese rasero, quiero abordar las primeras declaraciones de Ricardo Gallardo al ganar la elección. Ese día por la noche, ya cuando quedaba claro que él sería el próximo alcalde pues su distancia con Xavier Azuara era insalvable, el perredista señaló que tendría junto con el alcalde de Soledad que presentar proyectos conjuntos para ‘bajar recursos federales’, pues el ayuntamiento se encuentra en una crisis financiera importante y decir que venía a hacer mucha obra sería generar una expectativa infundada. Además, habló de adelgazar la nómina municipal.

Luego, un político que antes de asumir el cargo recorta expectativas y habla de dejar de repartir lo que no tiene (en forma de nómina), no encaja en el concepto de populismo. Por supuesto, habrá de juzgársele mucho más en función de sus obras que de sus declaraciones. Pero, de entrada, la etiqueta de populista me parece en su caso más desquite peyorativo que basada en hechos. Es más: donde se habla de crisis presupuestaria es en San Luis capital, y no en la Soledad en la que él y su hijo gobernaron. Habrá que esperar, a ver si esa etiqueta se la gana o deja a sus opositores deseando que así fuera. Por lo pronto, me abstengo de llamarlo populista.

 

Twitter: @leonhardtalv

Compartir ésta nota:
Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp