POPOL VUH 087

DESTACADOS, OPINIÓN, POPOL VUH

Por Mario Candia

12/03/25

DENUNCIA Los recientes acontecimientos en la Escuela Primaria General GenovevoRivas Guillén, ubicada en el Barrio de San Miguelito de San Luis Potosí, han encendido las alarmas sobre la urgencia de implementar protocolos sólidos y transparentes para atender denuncias de abuso sexual en instituciones educativas. Las acusaciones contra el profesor de computación, identificado como Ezequiel “N”, por presuntos tocamientos indebidos a varias alumnas, han sacudido a la comunidad escolar y puesto en tela de juicio la actuación de las autoridades del plantel.

REVICTIMIZACIÓN Según informes, una dinámica realizada por personal del DIF en la escuela reveló que al menos cuatro niñas habrían sido víctimas de abuso por parte del mencionado docente. Sin embargo, la respuesta de la dirección ha sido objeto de severas críticas. Familiares de las afectadas denuncian que, lejos de actuar con celeridad y transparencia, la directora María Magdalena Mendoza Vega intentó minimizar la situación, llegando incluso a revictimizar a las menores al calificarlas de “precoces” y atribuyendo lo sucedido a problemas familiares. 

DENUCNIA FORMAL La Fiscalía Especializada de San Luis Potosí confirmó que ha recibido dos denuncias formales por abuso sexual contra un docente de la primaria Genovevo Rivas Guillén. La fiscal general, María Manuela García Cázares, asegura que las investigaciones están en curso y que se analiza la posible responsabilidad de la directora del plantel en un presunto encubrimiento. 

ACCIONES AMBIGUAS La postura del SEER y de las autoridades educativas ha sido, en el mejor de los casos, ambigua. A pesar de las múltiples denuncias y manifestaciones de los padres, no se ha tomado una decisión contundente respecto a la permanencia de la directora y la subdirectora en sus cargos. Esta inacción plantea serias dudas sobre el compromiso de las autoridades educativas en la protección de los estudiantes y en la implementación de protocolos efectivos ante situaciones de abuso.

INDIGNACIÓN Los padres y madres de familia, por su parte, han alzado la voz en repetidas ocasiones, exigiendo la destitución de las autoridades escolares implicadas y la implementación de medidas que garanticen la seguridad de sus hijos. Su indignación no solo se centra en los presuntos abusos, sino también en la opacidad y la falta de respuesta efectiva por parte de quienes deberían velar por el bienestar de los estudiantes. 

PROTECCIÓN A LAS VÍCTIMAS Este caso nos lleva a reflexionar sobre la importancia de contar con protocolos claros y efectivos en las escuelas para atender denuncias de abuso sexual o acoso. Es imperativo que las instituciones educativas cuenten con mecanismos de denuncia accesibles y confiables, que garanticen la protección de las víctimas y aseguren una investigación imparcial y exhaustiva. Además, es fundamental que las autoridades educativas actúen con transparencia y responsabilidad, evitando cualquier forma de encubrimiento o revictimización.

ENCUBRIDORES La situación en la Primaria Genovevo Rivas Guillén también nos lleva a cuestionar el papel de los sindicatos educativos en estos casos. ¿Están realmente comprometidos con la protección de los estudiantes, o prevalece una postura encubridora que busca salvaguardar la imagen institucional a costa del bienestar de las víctimas? Es crucial que los sindicatos adopten una postura firme contra cualquier forma de abuso y colaboren activamente en la implementación de medidas preventivas y correctivas.

IMPUNIDAD La denuncia es un acto de valentía que debe ser respaldado por toda la comunidad educativa. Sin embargo, para que las víctimas se sientan seguras al alzar la voz, es necesario que existan entornos de confianza y sistemas de apoyo efectivos. La falta de respuesta adecuada no solo perpetúa la impunidad, sino que también desalienta a otras posibles víctimas a denunciar, perpetuando un ciclo de silencio y abuso.

ENTORNOS SEGUROS El caso de la Primaria Genovevo Rivas Guillén es un llamado urgente a revisar y fortalecer los protocolos de seguridad en nuestras escuelas. La protección de la niñez debe ser una prioridad innegociable, y para ello, es esencial que todas las partes involucradas—autoridades educativas, docentes, sindicatos y padres de familia—trabajen de manera conjunta y transparente. Solo así podremos garantizar entornos seguros y propicios para el desarrollo integral de nuestros estudiantes.

Hasta mañana.

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