Por Mario Candia
30/04/25
VIVIENDA DIGNA En México, el derecho a la vivienda ha sido una promesa recurrente en los discursos políticos. Sin embargo, la forma en que se implementan los programas de vivienda revela mucho sobre las verdaderas intenciones de quienes los promueven. Dos ejemplos recientes ilustran esta dicotomía: el ambicioso plan federal de la presidenta Claudia Sheinbaum y el controvertido y todavía más ambicioso programa “Tu Casa, Tu Apoyo” del gobernador de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo.
VIVIENDA DEL BIENESTAR El programa “Vivienda para el Bienestar” de la presidenta Sheinbaum busca construir un millón de viviendas y regularizar otro millón durante su sexenio. Con una inversión de 600 mil millones de pesos, el plan prioriza a mujeres jefas de familia, jóvenes, indígenas y adultos mayores. Además, se contempla la creación de una empresa constructora pública para reducir costos y garantizar viviendas cercanas a centros urbanos y con acceso a servicios básicos.
Este enfoque integral no solo busca reducir el rezago habitacional, sino también generar empleo y fortalecer el tejido social. Al involucrar a instituciones como INFONAVIT y CONAVI, se pretende ofrecer soluciones sostenibles y equitativas.
TU CASA, TU APOYO En contraste, el programa “Tu Casa, Tu Apoyo” del gobernadorRicardo Gallardo promete entregar 30 mil lotes este año a familias potosinas y otros 30 mil el próximo año, priorizando a mujeres sin acceso a créditos hipotecarios. Aunque la iniciativa parece loable, carece de una estrategia clara para garantizar servicios básicos, infraestructura adecuada y oportunidades de desarrollo en las zonas donde se ubicarán los terrenos.
RIESGOS La periodista Adriana Ochoa, en su columna La Cábala, advierte sobre los riesgos de este programa, señalando que podría fomentar asentamientos marginados y perpetuar la desigualdad social. Además, cuestiona la falta de transparencia y planificación en la asignación de los terrenos.
COORDINACION La coexistencia de estos programas plantea preguntas sobre la coordinación entre los distintos niveles de gobierno. Mientras que el plan federal busca soluciones estructurales a largo plazo, el programa estatal parece centrarse en beneficios inmediatos que podrían tener otras motivaciones.
EL DERECHO A LA VIVIENDA Es esencial que los programas de vivienda no se conviertan en herramientas de clientelismo político. La vivienda digna debe ser un derecho garantizado por políticas públicas bien diseñadas, no una dádiva condicionada al apoyo electoral. La vivienda es más que un techo; es un componente fundamental para el desarrollo humano y social. Por ello, es crucial que los programas destinados a garantizar este derecho se implementen con responsabilidad, transparencia y una visión de largo plazo. Solo así se podrá construir un México más justo y equitativo para todos.
Hasta mañana.