Por Mario Candia
13/05/2025
POLÍTICA EXTERIOR Estados Unidos al acecho. A diferencia del discurso triunfalista del oficialismo mexicano, el Departamento del Tesoro ha comenzado a levantar alfombras, ventilar expedientes y sancionar a empresarios, funcionarios y operadores financieros ligados a redes de lavado y narcotráfico. Desde que Donald Trump asumió su segundo mandato, la política exterior hacia México se ha endurecido y apunta sin titubeos a la complicidad de altos mandos con economías criminales. En semanas recientes, el gobierno estadounidense ha congelado cuentas, sancionado empresas fachada y revelado nexos que, en México, son tratados con silencio cómplice o minimizados como “intervencionismo” por la presidenta Claudia Sheinbaum.
CANCELAR VISAS Pero el golpe más simbólico vino desde la frontera: la gobernadora morenista de Baja California, Marina del Pilar Ávila Olmeda, y su esposo, Carlos Torres Torres, fueron despojados de su visa estadounidense por presuntos vínculos con operaciones de triangulación de recursos. Una bomba diplomática que, de este lado del río Bravo, se ha intentado sofocar con cortinas de humo y evasivas mediáticas. ¿Hasta cuándo seguirá el gobierno mexicano negando lo evidente? ¿Y por qué los medios oficiales se apresuran a defender a funcionarios que, de comprobarse los señalamientos, representan una traición no solo al cargo, sino a la nación?
VIOLENCIA SIN TREGUA Mientras desde fuera arrecian los señalamientos, dentro del país Morena arde por los cuatro costados. El asesinato de dos candidatos morenistas en Veracruz, Yesenia Lara y Germán Anuar Valencia, exhibe el fracaso del Estado para garantizar siquiera la vida de sus aspirantes. En vez de estrategia, hay simulación. En lugar de justicia, se repite el guion del pésame y el silencio. La violencia electoral ha dejado de ser excepción para convertirse en rutina.
REPUDIO Como si fuera poco, José Ramiro López Obrador, hermano del expresidente y secretario de Gobierno en Tabasco, fue abucheado por estudiantes universitarios que lo recibieron con gritos de “¡buitre!” y arrojándole botellas con agua. El simbolismo es potente: el apellido ya no garantiza reverencia, sino repudio. Morena, ese movimiento que alguna vez prometió representar al pueblo, empieza a ser repudiado por el mismo pueblo que lo encumbró.
GANAR A COSTA DE LO QUE SEA Y como si el fuego no fuera suficiente, Andrés Manuel López Beltrán, hijo del expresidente, decidió afiliar al expriista duranguense Luis Enrique Benítez Ojeda a Morena, como si el reciclaje de figuras de la vieja guardia corrupta fuera estrategia de renovación. La militancia, por supuesto, reaccionó con asco. La senadora Lilia Margarita Valdez lo dijo sin rodeos: es una traición al proyecto original. Pero la voz de la militancia ya no vale. En Morena se impone la línea dinástica, el capricho hereditario, la estrategia de corto plazo que privilegia sumar operadores a costa de principios.
HARTAZGO ¿Hasta cuándo soportarán los morenistas de base que se pisotee su historia para abrirle la puerta a quienes ayer combatían? ¿Cuánto más aguantará la estructura sin quebrarse ante el cinismo de sus nuevas alianzas? ¿Cuántas más traiciones están dispuestos a tragar los fundadores de un movimiento que se decía diferente?
DESDE DENTRO Lo que vemos no es una tormenta pasajera, es el desmoronamiento de un proyecto que se prometía regeneración y terminó siendo reciclaje de lo peor. Ni los Estados Unidos están dispuestos a seguir mirando hacia otro lado, ni la sociedad mexicana tolera ya más simulaciones. Morena vive su propio viacrucis: mientras en el norte señalan a los corruptos, en el sur los abrazan. Mientras la ciudadanía exige limpieza, los operadores del partido se dedican a llenar las filas con lo que quedó de otros partidos podridos.
SIN LÍMITES El poder, cuando no tiene límites, se corrompe. Y Morena, pese a sus orígenes, no ha logrado escapar del viejo destino de las élites mexicanas: el autoritarismo, la traición a su base y la sed insaciable de control. El fin de semana no fue malo: fue una radiografía. Y lo que mostró no fue enfermedad… fue metástasis.
Hasta mañana.