Por Mario Candia
6/06/2025
MAQUIAVELO La Cuarta Transformación no leyó a Maquiavelo. Lo estudió, lo subrayó y lo convirtió en manual de campaña. Tampoco ignoró a Sun Tzu: lo adaptó al TikTok y al mitin. En la política mexicana del siglo XXI, el viejo axioma de que el fin justifica los medios ha sido rebautizado como “mandato popular”. Pero bajo esa bandera se ejecutan las más crudas estrategias de manipulación y control.
SUN TZU Como El Príncipe, la 4T ha construido enemigos necesarios para justificar su poder: los “fifís”, los “neoliberales”, los “jueces corruptos”, los “medios vendidos”. Sin adversarios no hay causa, sin caos no hay redentor. Y como en El Arte de la Guerra, ha perfeccionado la táctica del humo: generar distracciones para desviar el descontento. Así, cuando crece la violencia o se desbordan los feminicidios, aparecen protestas útiles, organizadas o infiltradas, que en apariencia desafían al poder, pero en la práctica cumplen su función: reorientar la atención, drenar la indignación y blindar a los verdaderos responsables.
PROTESTAS A MODO Ahí está el ejemplo reciente de la CNTE. La protesta, que debería ser símbolo de resistencia magisterial, se ha convertido en un cerco funcional para el poder. El Zócalo está secuestrado por un plantón que impide cualquier otra expresión ciudadana en ese espacio. Las irrupciones “violentas” que protagonizan parecen más coreografías de disuasión que estallidos auténticos de rabia social. Mientras bloquean accesos y lanzan petardos, no hay espacio para madres buscadoras, víctimas de violencia o ciudadanos agraviados. La plaza pública, ese termómetro de la democracia, ha sido esterilizada con eficacia.
CORTINAS DE HUMO Y cuando la realidad amenaza con imponerse —como tras los resultados de la elección judicial, donde “por voluntad del pueblo” ganaron exactamente los candidatos promovidos desde Palacio Nacional, en medio de denuncias por acarreo, voto inducido y participación ínfima—, el aparato de la 4T lanza una nueva cortina de humo: una supuesta campaña de racismo y clasismo contra el perfil que encabeza la Suprema Corte, aduciendo su origen indígena. La crítica al proceso se revierte con victimismo calculado. La duda democrática se convierte en “discriminación”. Así se cancela el debate y se preserva el relato.
FUEGO AMIGO Otras veces el truco es geopolítico: se reactiva el discurso de defensa nacional frente a las amenazas de Trump y su “guerra arancelaria”, o se filtran corruptelas de personajes incómodos dentro de Morena, no para sancionar, sino para simular depuración. Fuego amigo que no quema a nadie, pero ilumina lo suficiente para distraer al espectador.
QUIRÚRGICO En el fondo, la 4T no gobierna: administra percepciones. No resuelve problemas: los narra. No enfrenta al poder fáctico: lo reemplaza con máscaras convenientes. Y cuando el teatro amenaza con venirse abajo, improvisa una nueva escena: un conflicto simbólico, una provocación identitaria, una victimización mediatizada. Como diría el estratega chino, si el enemigo está tranquilo, incítalo; si está unido, divídelo; si está alerta, distráelo. Y en eso, el gobierno actual no improvisa: ejecuta una partitura milenaria con destreza quirúrgica.
Hasta el lunes.