POPOL VUH 148

DESTACADOS, OPINIÓN, POPOL VUH

Por Mario Candia
11/06/25

LA INTELIGENCIA FINANCIERA La guerra contra el narcotráfico, dicen desde Palacio Nacional, “ya no se libra con sangre, sino con inteligencia financiera”. Sin embargo, los hechos demuestran otra cosa: mientras Estados Unidos persigue con precisión quirúrgica las rutas del lavado de dinero del crimen organizado mexicano, en México la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) se ha convertido en un modesto despacho de vendettas políticas.

LAVADO DE DINERO Solo en lo que va de 2025, el Departamento del Tesoro estadounidense, a través de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), ha emitido más de 600 designaciones contra individuos y empresas vinculadas al Cártel de Sinaloa y otras organizaciones criminales mexicanas. El caso más reciente es el de Enrique Dann Esparragoza Rosas, identificado como operador financiero del cártel, quien lavó al menos 16.5 millones de dólares mediante empresas como Tapgas México S.A. de C.V., una empresa fachada de distribución de gas domiciliario. La red incluía casas de cambio fronterizas y esquemas con criptomonedas.

TÉNTACULOS El pasado 9 de junio, la OFAC volvió a exhibir a “Los Chapitos” —la facción del Cártel de Sinaloa encabezada por los hijos de Joaquín Guzmán Loera— como una estructura transnacional con tentáculos empresariales en Mazatlán. Entre las empresas sancionadas destacan constructoras, distribuidoras de productos químicos y compañías logísticas usadas para mover drogas, lavar ganancias y camuflar su operación bajo el barniz de la legalidad.

LEY KINGPIN Cada sanción va acompañada de nombres, razones sociales, montos, ubicaciones y mecanismos de operación. Se aplican mediante la Ley Kingpin y la orden ejecutiva 14059. Se alerta a los bancos. Se inmovilizan cuentas. Se emite cooperación internacional. La estrategia es clara: asfixiar al narco desde sus arterias económicas.

LA UIF ¿Y en México? La UIF, dirigida por el veterano político de izquierda Pablo Gómez Álvarez, ha mostrado una eficacia inversamente proporcional a su protagonismo mediático. Sus acciones más sonadas no han sido contra redes de lavado vinculadas al narcotráfico, sino contra adversarios del régimen. Mientras la OFAC publica listas con nombres concretos, la UIF publica comunicados genéricos con frases vacías sobre “empresas factureras” o “estructuras financieras inusuales”, sin cifras ni responsables.

REVANCHISMO La comparación no resiste análisis: Estados Unidos trabaja con datos, evidencia, protocolos y cooperación internacional. México trabaja con insinuaciones, filtraciones y motivaciones políticas. La UIF no ha logrado desarticular una sola red financiera de alto impacto ligada al narcotráfico desde que Pablo Gómez asumió el cargo en 2021. Y cuando lo intenta, lo hace con un tufo de revancha: se bloquean cuentas de opositores, se construyen carpetas exprés, se filtran documentos a la prensa afín.

ÉTICA REPUBLICANA Resulta irónico —y revelador— que sea en Washington y no en Ciudad de México donde se investigan y sancionan con rigor las finanzas del crimen organizado mexicano. Desde casas de cambio en Laredo hasta redes empresariales en Mazatlán, la vigilancia viene del extranjero, mientras aquí nos contentamos con el espectáculo de las ruedas de prensa y los discursos sobre la “ética republicana”.

SIMULACIÓN La ruta del dinero narco no cruza por discursos ideológicos, sino por la omisión institucional. ¿Cuántas empresas en México lavan dinero del fentanilo? ¿Cuántas casas de cambio son parte de esquemas criminales? ¿Cuántas constructoras, gaseras, farmacéuticas, están al servicio del narco bajo la protección del silencio? Si al viejo PRI lo destruyó su colusión con el poder económico, ¿cuánto le falta a la 4T para caer por su complicidad —activa o pasiva— con el poder criminal?

Hasta mañana.

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