Por Mario Candia
8/08/25
ÉTICA En Ética para Amador, Fernando Savater le advierte a su hijo que ser libre no es hacer lo que te dé la gana, sino aprender a elegir lo que vale la pena. Andy López Beltrán, en cambio, parece haber leído solo la primera parte… y con la luz apagada. Su carta justificando privilegios y viajes es un manual de cómo confundir libertad con impunidad, derechos con prebendas y servicio público con herencia familiar.
SAVATER Savater explica que la ética es “el arte de vivir bien”, no de vivir cómodo a costa de otros. Andy lo traduce como el arte de estar cómodo mientras otros pagan. Para el filósofo, la madurez consiste en asumir consecuencias; para Andy, consiste en redactar una carta para esquivarlas, envuelta en un discurso que suena a compromiso, pero huele a excusa.
ANDY El hijo del presidente defiende sus actos como si el cargo público fuera un título nobiliario y no una responsabilidad. Savater advierte contra “vivir como bestias” dejándose llevar por apetitos inmediatos; Andy, sin pudor, eleva esos apetitos a derecho adquirido. Y lo hace con una solemnidad que raya en el teatro: el viajero incomprendido que, desde la primera clase, nos explica que todo es legal y ético… porque así lo dice él.
INTOCABLE Lo más inquietante no es la carta, sino lo que revela: una ética a la medida del beneficiario, donde el bien se define por conveniencia y el mal se relativiza hasta evaporarse. Savater habla de elegir lo que nos hace más humanos; Andy elige lo que lo hace más intocable. El filósofo propone la libertad como un privilegio que nos obliga a pensar; el heredero la reduce a un privilegio que nos libra de pensar.
LOS DEMÁS Al final, la “ética” de Andy no es la de Amador, sino la del amador… del poder, de la comodidad y de la impunidad. Y mientras el libro de Savater busca formar ciudadanos responsables, la carta de Andy confirma que hay quienes nacen convencidos de que la responsabilidad es un asunto que siempre le toca a los demás.
Hasta el lunes.